21. CROMATOGRAFÍA DE TUS OJOS (Mercedes Marín del Valle)
Difícil adivinar qué pensabas cuando ocultabas tus ojos tras las gafas. Te sentaban muy bien, es indiscutible, pero pasaba mi tiempo hablando, sin adivinar si me mirabas a mí, sin saber si al menos me escuchabas, porque siempre supe que los oídos escuchan y los ojos comprenden.
Pasó el tiempo y con él, pusimos algunos secretos sobre el tapete. Los míos más aventurados que los tuyos, y las gafas siempre presentes. Sin embargo, y a fuerza de insistir en ello, un día, dichoso para los dos, se produjo el milagro y las dejaste olvidadas sobre la mesa de la cafetería.
Me dediqué entonces a descifrar los misterios ancestrales que ocultaban tus pupilas: En los amaneceres una esfera imperfecta recreaba las tres cuartas partes de la Tierra, con sus pequeñas islas acarameladas. Al atardecer, el sol hiriente arrancaba sus lágrimas y un mar de confusión trataba de ahogarnos. Con la magia de la noche se oscurecían y brillaban como un cielo salpicado de constelaciones.
Tus ojos, azules, pequeños y melancólicos, aprendieron a besar mi boca mientras te hablaba.
Un día aparecieron las gafas, pero ya no supiste ponértelas. Habías descubierto la luz, la tuya propia que viste reflejada en los míos.
Si el alma está escrita en la mirada, no se podría describirla mejor. Dan ganas de olvidarse de las gafas…Un saludo!
Gracias Cristina. Tengo que reconocer que me ha encantado tu comentario.
Te deseo suerte y felicidad. Abrazos.
Que los ojos son el espejo del alma es mucho más que una frase hecha, se trata de algo muy cierto y literal. Por mucho que queramos disimular son dos ventanas abiertas que reflejan nuestro interior. Tu personaje los oculta, quizá temerosa de que se conozcan sus sentimientos, de dejar al descubierto su verdadera esencia; tal vez por temor a ser herida, o por vergüenza, por no considerarse a la altura de la otra persona a la que no desea contrariar en lo más mínimo, sino al contrario, agradar al máximo, movida por un miedo no confesado a perderle.
Mostrarnos tal cual somos y ser aceptados es una de las mayores dichas, siendo, como somos, seres sociales.
Un relato dibujado con primor, sobre relaciones e inseguridades.
Un abrazo y suerte, Mercedes
Hola Ángel, nuestro Ángel de la guarda de las letras, que siempre está ahí para comentar y, con ello, animar. Ese eres tú.
Feliz noche. Besos de noviembre.
Hola, Mercedes.
«Los oídos escuchan y los ojos comprenden», gran frase, me la apunto.
El relato cuenta como poco a poco dos personas se van abriendo la una a la otra hasta el punto de llegar a conocerse bien e incluso, al final, identificarse en la mirada del otro. Espero haber entendido bien el significado.
Un abrazo y muchísima suerte con el azul.
Es un honor que quieras quedarte con alguna de mis frases. Regalada es. Gracias Barceló, me alegra ver tus letras. Feliz vida y éxitos a todos los niveles. Abrazos de otoño Mediterráneo.
Un relato redondo y lleno de guiños, nunca mejor dicho, a los pensamientos que se esconden tras las miradas. Muy acertado bajo mi punto de vista azul.
¡Hola! Me alegra que te hayas animado a entrar por fin. Tú siempre con ese buen humor. Gracias por mirar mis relatos con el alma. A ver cuando nos dejas algunos de tus relatillos con ese buen punto que le das.
Besos de noviembre.
El alma que sabe hablar con los ojos también sabe besar con la mirada, decía el poeta. Haces tuyos estos versos en esta poética historia amorosa.
Es un placer perderse en esos ojos y en tus letras, Mercedes.
Besos.
Anda, pues te aseguro que no leí el poema al que te refieres, pero es que, en realidad, si ponemos un poco de sentimiento coincidimos, sobre todo los que escribimos de ese modo.
Gracias Carmen, por tu presencia, por tus letras y por tu apoyo.
Un abrazo y un lunes feliz para ti. Besos.
Precioso relato. Enhorabuena
Muchas gracias Sonia. Que tengas una feliz noche.