44. Crónica conmemorativa (Rosy Val)
Le dejará la mochila en la entrada con el almuerzo dentro –hoy toca bocata y pera—, puede volver de repente y olvide llevársela a la escuela.
Igual que cada mañana se asomará al mar. Le buscará entre las olas, querrá saber si antes de bañarse se mojó la nuca y las muñecas.
Colocará su cubierto en la mesa, un mediodía más, por si aparece con un apetito voraz.
A la hora de la merienda escalará montañas. Gritará su nombre, lástima que el eco ya afónico no tenga ganas de réplica.
Calentará su cama, como si no intuyera que esta noche también la pasará fuera, y por si vuelve hecho un Adán, ropa limpia, como si no supiera que donde está no necesita vestimenta.
Antes de acostarse le dejará las llaves bajo el felpudo, por si aún no ha aprendido a traspasar puertas y mojará su almohada imprecando al cielo y le lloverán ángeles, a cientos: Yéremi, Jonathan, Sonia, Amy, Mariluz, Gabriel…
Entrada la madrugada se quedará dormida. Por muchos sueños que pasen nunca entenderá por qué se lo han robado.
Hola Rosy: Me gusta la cadencia que le has dado al relato y aunque se adivina desde el principio el desenlace, no por ello pierde valor el texto porque el ritmo marcado le da mucha fuerza. Mucha suerte y un abrazo,
Esperanza, como en tu sueño, mi personaje no encuentra la paz.
Un abrazo y gracias por comentar.
Con razón esos nombres me sonaban (Si leyera despacito y en condiciones a la primera)… Ahora entiendo tu relato.
Al que se queda siempre le queda una llamita dentro. Aunque por desgracia otros sin alma te la apaguen de un soplo.
Bonito homenaje.
Un beso Rosy
Ja, ja, ja… a mí me pasa lo mismo, a veces a un relato hay que darle varias oportunidades…
Muchas gracias, Esperanza, ¡UN BESOTE GRANDE!
Rosy, un relato lleno de dolor por la ausencia y de desasosiego por no aceptarla. Buen homenaje a esos padres a los que les arrebataron a sus hijos de manera tan traumática.
Enhorabuena y mucha suerte.
Besos apretados.
Pilar, hemos coincido en el tema de nuestros relatos, el dolor.
Gracias por tu visita.
Un abrazo y suerte también para ti.
Una crónica diaria que abre las entrañas, que es un grito de angustia, de rabia.
En gusta cómo has desarrollado cada escena, cada movimiento «alocado» de la protagonista.
Una madre, ¿cómo puede superar la pérdida de un hijo? Un ejemplo gráfico es el que tú has creado.
Mucha suerte, Rosy.
Un abrazooo grande.
ME GUSTA, quería poner!!!
Dicen que las que lo sufren… no se curan nunca. Qué pena por diosss.
Amparo, muy agradecida por tu palabras.
Un besote.
Hola, Rosy.
Un crónica que me ha emocionado. Qué bonito micro, al margen de la desdicha que cuenta. Hay figuras que te dejan un sabor agrio «Gritará su nombre, lástima que el eco ya afónico no tenga ganas de réplica», pero no se podría contar mejor el dolor. El dolor duele y traspasa el monitor del ordenador.
Un abrazo gigante, preciosa.
Pd: Me encanta, en resumen.
A ti se te emociona fácilmente, es lo que tiene ser tan sensible… 😉
Un besote y ¡gracias!, por venir, por estar.
Hola, Rosy. Seguramente esas acciones repetidas día tras día, que los que la rodean, tal vez, vean innecesarias (por decirlo de una forma suave) sea precisamente lo que haga que nuestra protagonista conserve la razón (en forma de «ilusión»). No sé si me he explicado, pero por sí acaso: que me gusta tu relato y que también me emociona. Suerte y un abrazo.
Puede ser que aunque sea consciente de la realidad, mi protagonista, para paliar su dolor quiera, necesite, mantener esa ilusión… como a mí me ilusiona que te acerques hasta mis letras.
Gracias, Jesús, un abrazo, grande.
Yo les llamo historias para no dormir. Las oímos todos los días, y solo pensarlas, ponerse en el lugar de estos padres, ya produce un dolor insoportable. Cuánta crueldad anda por ahí suelta, como si no fuera suficiente ya con las tragedias que la vida nos inflige de manera fortuita.
Muy bien narrado ese infierno interior. Tratándose de un tema tan delicado encuentro muy acertado, muy sensible, el que no hayas buscado efecto sorpresa con el final.
Enhorabuena y un abrazo, Rosy.