24. Cuando lo blanco no es blanco
Allí donde la luz brilla más la sombra es más negra
(Goethe)
Decía mamá que la verdad era blanca, pero no siempre, porque en cualquier momento podían venir los señorones a cambiar el color. Los señorones y sus parientes eran los amos de las mentiras y de las verdades en Machala. Su madre lo sabía y, desde muy pronto, la animó a buscar una tierra en la que nadie fuese el amo de sus miserias. Con ese fin había escapado María Fernanda de su país para arribar a España, la tierra de la camisa blanca y de la esperanza. La joven ecuatoriana encontró pronto una nueva vida y trabajo. En esos primeros y felices años noventa España lucía bien, con todas sus camisas blancas en las ventanas. Pero las palabras de mamá se cumplían en todas partes. Los señorones, aunque ocultos bajo mil disfraces, estaban siempre al acecho para fundar su imperio sobre el sudor del pobre y convertir en negras todas las verdades.
La esperanza a veces, puede tomar la forma de una camisa blanca y simbolizar la ilusión de todo un país en una época concreta, en especial después de superar un periodo oscuro. Pero las personas sabías (y es raro que una madre no lo sea), saben que la oscuridad siempre está al acecho y, como enseña el dicho, «poco dura la alegría en casa del pobre». El problema con los lobos es que saben disfrazarse de corderos.
Un buen ejercicio literario y lleno de un conocimiento que se repite a través de los tiempos, con homenaje incluido a una canción inolvidable.
Un abrazo y suerte, Manoli
Muchísimas gracias Ángel, por tu atenta lectura y palabras. He querido, como bien dices, hacer un corto repaso no solo a la época que narro sino a la condición humana. La canción de Ana Bel3n me salió al vuelo, jaja
Te agradezco siempre esa lectura que no falla. No se te escapa ni un texto, a buen comentador mejor escritor que eres.
Un gran abrazo.
La opresión del poder sobre el débil. En el mejor de los casos dejándonos sacar la cabeza para respirar y cuando creemos que podemos flotar nos empujan para dentro. Aquí solo surfean unos cuantos.
Me quedo con tu sutileza denunciando estas cosas y la sensibilidad con la gente de otros lugares que está aún peor que nosotros. Dices mucho y muy bonito con pocas palabras.
Un abrazo Juan Antonio
Muchas gracias, Juan Antonio. Lo cierto es que el poder juega muchas veces con los más vulnerables, no solo económicamente hablando, sino también omitiendo información y vendiendo humo llamándolo sueños.
Y si, siempre perdemos los mismos, los de la base de la pirámide.
Te agradezco la lectura y palabras.
Otro abrazo.
Como te he comentado en tu blog, has descrito muy bien al oprimido por el que está por encima. Estoy escuchando mientras te leo, esa canción que tanto nos marcó a algunos. Muy buena apuesta. Felicidades y suerte, Manoli.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani. No estamos tan lejos de los tiempos señoriales como queremos o quieren hacernos creer. La raza humana es así, siempre intentando medrar a costa de otro.
¿La canción? Me salió al paso mientras escribía, hoy quizás podríamos hablar, tristemente, otra vez, de una camisa remendada. Que la esperanza nos ayude a hacerla blanca de nuevo.
Abrazo grande.
Poco puedo comentar, me uno a los demás compañeros en lo dicho. Un buen relato. Un bico.
Muchas gracias, Maite. Me alegra mucho tu comentario.
Outro bico 😉
Manoli, enorme tu texto; no me sorprende para nada la calidad literaria; no es la primera vez que te leo. Esas camisas blancas, con su envés fantasmal, que esconden la miseria a los que de un u otro modo, someten. Como pertenecemos a generaciones distintas, te pido me digas el título de la canción; es muy probable que no la conozca Quisiera escucharla.