Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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56. CUANDO TODOS DUERMEN

Cuando todos duermen, una oscura quietud lo inunda todo. A veces, escondido bajo el sauce, fumo un cigarrillo en el jardín. Observo la fachada, las exiguas luces en las ventanas, los estertores del humo escapando por la chimenea.
De haberla observado tanto, reconozco cada ladrillo, cada tablón, y me siento parte de ella y de su contenido. El momento es terriblemente sublime e íntimo y, cuando consigo entrar, me siento alguien mejor. Alguien afortunado.

Amparado en la negrura, palpo la paz en cada mueble, en los respaldos de los sillones y los marcos de las fotos. Subo las escaleras como un lento susurro y entro a las habitaciones, escudriñándolas sigiloso. Acaricio una cabecita rubia y despeinada que duerme entre peluches. En otra habitación, beso una frente tibia. Respiro su fragante sudor infantil. Por fin, entro al dormitorio de matrimonio, extremando el cuidado, casi flotando. Ella sigue tan hermosa como cuando nos conocimos hace años. Es un ángel inmóvil que quisiera acariciar.
A su lado duerme el hombre que debería haber sido yo. Me agrada permitirle vivir. Vivir mi vida. Entonces me derramo escaleras abajo y me dejo engullir por la noche, corriendo a aguardar el próximo momento de felicidad.

10 Responses

  1. Paloma Casado Marco

    Maravilloso. Toda la armonía y la quietud de la noche se desvela en los párrafos finales en nostalgia de lo que ya no puede ser.

  2. Ángel Saiz Mora

    Hay personas que se enamoran para siempre, no siendo el suyo un sentimiento temporal, o sujeto a circunstancias, propias o ajenas. Tu protagonista siempre tuvo clara la idea de formar un hogar y con quién; tanto, que no concibe otra cosa; está tan profundamente arraigado en él, que no es capaz de pasar página, de explorar otros campos. De vez en cuando necesita recargarse, aunque sea de forma agridulce, con esa felicidad ajena que a él le estuvo vedada.
    Tristeza, respeto, fidelidad y amor absoluto, todo ello se conjuga en esta buena historia.
    Un abrazo, Salva. Tendré oportunidad de decírtelo más, pero ahí va un adelanto: Felices fiestas.

  3. María Jesús Briones

    Un canto al verdadero amor que es, sin duda, el que nunca se olvida.
    Lo has narrado con añoranza y estilo literario.
    Feliz Navidad y suerte

  4. Querido amigo Ángel, eres el neurocirujano del microrrelato y con tu afilado bisturí y tus finas pinzas, diseccionas cada relato con sabiduría y precisión. Me gusta todo, pero, sobre todo el cariño que implica dedicarle tanto tiempo aalguien.
    Gracias y felices fiestas, amigo!!

  5. Joder, precioso. Un ser que deambula entre unas vidas que no quiere trastocar porque las ama; tanto que ni siquiera elimina al rival para que no sufran, para que sigan con su felicidad. Delicioso e impactante, genio. Suerte y abrazos y felicidad en estas fiestas, Salvador.

    1. Salvador Terceño Raposo

      Muchisimas gracias, Rafael!!! Me encanta que mis micros lleguen así de bien a los amigos escritores!!
      Abrazo fuerte!!

  6. M Ángeles Soto

    Impresionante el relato!! Provoca en el lector (al menos en mi caso) un deseo a partes iguales de ser protagonista y co-protagonista.
    Protagonista para experimentar la magnitud d sentimiento que describe.. y co-protagonista para ser amada con tal intensidad.
    Bravo!!

    Qué afortunada me siento al descubrir que el autor del relato que tanto me ha gustado, resulta ser un fantástico monitor con el que tuve la suerte de coincidir en el campamento San Marcos. Sorpresas bonitas que te da la lectura.

  7. Pero bueno! Pero buenoooo…! ¿Pero esto qué es, uno de esos círculos que se cierran? ¡Qué bueno, Mari Ángeles, qué alegría saber de ti… y encima de esta forma!
    Qué casualidad que nos hayamos reencontrados entre las mullidas paredes de esta cálida casa que es ENTC…
    Espero que estés bien y, dado que estás aquí, supongo que escribes… te bichearé por ahí. Nos podemos buscar por feisbu también.
    Me alegra doblemente que te haya gustado mi relato.
    Estamos en contacto. Un beso enorme.

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