05. CUANDO TU PADRE TE ENSEÑA A CAMINAR (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
Aquella tarea de dibujar una vaca no me salía ni cuadriculando. Mi padre me ayudó y quedó chula. Jamás le dije que solo nos pusieron un cinco sobre diez y nunca más le pedí ayuda en dibujo.
No logro recordar las reglas que el fraile de primero de bachiller nos enseñara para aprender a redactar. Recuerdo, más bien, las vejaciones con las que zaherían la autoestima de algún alumno, leyendo, entre comentarios jocosos, alguna “redacción” desafortunada. Era un “bullying” de fraile a alumno que decíamos como “se mete con él”, antes de que llegara el anglicismo.
En la mesa de la cocina de mi casa escribía yo sobre el viaje de Jesús con sus apóstoles en el que se paró en el pozo de la Samaritana. Las tareas de redacción solían versar sobre temas religiosos. Yo había escrito: … “por el camino iba predicando” …
Mi padre me cogió el cuaderno de redacciones y lo leyó.
─Tienes que adornarlo más. Deberías poner algo como: “y por aquellos caminos hollados por las pisadas de los camellos…”
─ ¿Hoyados, de hoyo?, pregunté.
─No, hollados de hollar, dejar huellas, que se conjuga como contar.
No lo olvido, padre. Dejaste en mi esta huella.
La formación que hemos recibido la mayoría, probablemente deje un poco, o algo más, que desear en algún sentido, pero lo que se enseña con auténtico cariño y conocimiento no solo se nota, sino que además no se olvida, aunque pueda parecer solo un pequeño detalle.
Casi siempre me parece ver en tus relatos elementos autobiográficos, aun a riesgo de equivocarme, creo que vuelve a ser el caso.
Un abrazo y suerte, Jesús.
Gracias, Ángel. Sí, es autobiográfico y aunque mi padre era exclavo del pluriempleo a veces sacaba tiempo para dedicármelo.
Y sin darnos cuenta has llegado ya a esa época en la que valoras los consejos de tu padre comparándolos con los que has ido repartiendo, en tu vida, a los tuyos. Ojalá hayas sacado, por lo menos, un aprobado raspado. Yo estaría orgulloso con esa valoración, sabes que conocí al tuyo.
No me acuerdo de la nota, pero sī del consejo.
Gracias Miguel
El recuerdo de cómo un padre ayuda en deberes y tareas cuando eres pqueño es imborrable y siempre poco agradecido. En el caso del personaje que además, sufre la educación de aquellos tiempos, dice mucho más en su favor. Suerte Jesús
Gracias Manuel. Cuánto echamos de menos haber tenido las ganas y la oportunidad (mi padre murió joven con solo 49 años) de pregúntale tantas cosa.
Jesús, has aprovechado muy bien este espacio para ofrecerle a tu padre un recuerdo tan marcado en tu memoria. Está claro que te dejó una huella imborrable.
Nos leemos
Muchas gracias Isabel. Ciertamente con la edad vas recuperando escenas que en su momento parecían no tener transcendencia. Te leo.
Sí, Jesús esos consejos, esas ayudas tardamos tiempo en saber valorarlas. Normalmente lo hacemos cuando nosotros tambien somos padres y nos percatamos de todo el cariño que ese tiempo dedicado a ellos en exclusiva lleva implícito. Y queremos que algún día comprendan que solo buscamos ayudarlos en todo lo que requieran y solo esperamos que algún día se den cuenta del valor que encierra, y que aunque sea pequeña le dejemos una huella que perdure toda su vida. Un abrazo
Te leo tarde. Totalmente de acuerdo contigo. Un abrazo.