36. Dale más
No me enamoré de ti, me enamoró tu deportivo. El llevar mis cabellos al aire por todas aquellas carreteras. Éramos la envidia de la gente que al pasar nos miraban diciendo: ¿Quiénes serán esos locos?
Presiona más el acelerador ¡Dale más, más marcha! Juntos éramos los dueños del asfalto, no me importaba nada, ni nadie. Te exigía. ¡Dale más! Obsesionada con la velocidad. Esa adrenalina me subía por cada poro de mi piel. Riesgo adoraba ese riesgo. Sentir la muerte cerca muy cerca.
-Derrapó
-El coche ha quedado para la chatarra.
-El piloto irreconocible.
-La chica todavía vive. Se oye como un susurro.
-No pares “Dale … Dale más … Caña”.