77. Dédalo
Armada hasta los dientes me dispuse para la batalla. Ajustado el yelmo a mi cabeza, la cota de malla al cuerpo y el escudo alzado protegiendo mi pecho, abandoné la aldea sin mirar atrás. Yo era sólo una niña pero todos habían depositado en mí la última esperanza.
El castillo estaba protegido por un tenebroso laberinto que, según contaban las leyendas, se encontraba poblado de terribles criaturas. Tardé años en atravesarlo. Fue tal mi soledad en aquel tiempo que rezaba cada noche suplicando encontrar al Minotauro. Cuando por fin salí de él, me había convertido en una mujer y maldije mi suerte por haber perdido media vida a la caza de un fantasma.
Hasta que pude verte una noche paseando a las puertas de tu fortaleza. Entonces comprendí que sólo una herida de muerte pudo empujarte a levantar aquella maraña de calles sinuosas que unicamente pretendía aislarte del mundo. Mis miedos se esfumaron y supe entonces que solamente debía esperar a que bajaras la guardia para enamorarte y curar tus heridas. Acampé frente al castillo y ahí continúo, dispuesta para el asalto final, esperando que apagues la luz para asaltar el palacio y conquistar tu corazón.
Cualquiera, cae rendido ante semejante declaración de amor. Felicidades! Me ha gustado mucho!!!
Muchas gracias, María. Es cierto, es un declaración de amor en toda regla. Un beso.
Paz, si, es una declaracion hermosa y bien construida. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Por comentar y ser tan amable.
Hola. La cuestión no es que ella sepa, sino que él la deje… antes que se pase la otra media vida.
Entiendo bien la situación y deseo fervientemente que su asalto tenga éxito. Por cierto: asalto, que no asedio. Buen matiz.
Tu personaje ya vela armas, con determinación y esperanza. Le deseo mucha suerte en la batalla. Y ya que citas a Dédalo, el constructor del laberinto, que tu personaje recuerde no volar demasiado alto para que el sol no funda la cera, ni demasiado bajo para que el mar no moje sus alas.
Mucha suerte en ambas empresas (la del laberinto y la del concurso)
Yo creo que él la dejará entrar y que curará sus heridas. Él está demasiado sólo. Muchas gracias por tu comentario. Un beso.
Muy bonita historia de batallas lejanas y amores épicos.
Abrazos
Gracias, Asun. Sí, es cierto. Son batallas lejanas pero hay mucha gente alrededor que construye laberintos para no dejar pasar a los demás. Mi joven guerrera lo conseguirá. Un beso.
Original y bonita historia de amor. Me ha gustado mucho la manera y el léxico. El relato merece todo lo bueno que le pase. Mucha suerte 🙂
Gracias, Juan Antonio, por tus bonitas palabras. Me alegro mucho que te haya gustado. Un beso.
Un relato bonito, un canto al amor.
Felicidades.
Muchas gracias, María. Sí, es un canto al amor y a las conquistas difíciles que son casi siempre las más provechosas. Un beso.
Hola, Paz, tu historia es bonita y creo que la primera parte da para otro microrrelato más tierno aún.
Muchas gracias, Lorenzo. Es cierto. Mi joven conquistadora pasó mucho tiempo aprendiendo a luchar en su aldea. En el laberinto sufrió de soledad, de frío, de miedo… A veces intento continuar mis micros y darles un poco más de vida. Un beso.
Yo creo que sí conseguirá curar sus heridas. Está profundamente enamorada y no le importa esperar. Muchas gracias por tu comentario, Ana. Un beso.