70. Desahucio
TENGO HAMBRE
«Félix abandonó su antigua casa, gritando «tengo hambre» y cargando su maleta tras el funcionario. Respiró profundamente y se despidió sin volver la vista atrás. Mientras, algunos hermosos y desaliñados jóvenes gritaban e intentaban animarlo…».
Así comenzaba el cuento con el que gané el premio del concurso literario. Para participar tuve que suprimir los adjetivos, que vendí en un cercano rastrillo.
TENGO HAMBRE
«Félix abandonó su casa gritando «tengo hambre» y cargando su maleta tras el funcionario. Respiró profundamente y se despidió sin volver la vista atrás. Mientras, algunos jóvenes gritaban e intentaban animarlo…»
Para conseguir más dinero puse un anuncio en la prensa: «Vendo artículos, conjunciones y preposiciones, por la compra de tres, regalo un adverbio».
TENGO HAMBRE
«Félix abandonó su casa, gritando «tengo hambre» cargando maleta funcionario. Respiró, se despidió. Jóvenes intentaban animarlo…»
Vendí también el nombre para cubrir mis necesidades y mantener mi nivel de vida.
TENGO HAMBRE
«su casa «hambre» maleta funcionario. Jóvenes…»
Poco a poco vendí todas las palabras.
TENGO HAMBRE
«su casa. Jóvenes…»
» casa. Jóvenes…»
«Jóvenes…»
Cuando me expropiaron la casa solo me quedaba el título, que puse junto a una lata vacía en el suelo:
TENGO HAMBRE
Bravo Ezequiel! Me encanta tu original propuesta.
Suerte!
Gracias Yolanda, son muchos los escritores que se basan en sus propias experiencias a la hora de crear sus personajes.
Hola Ezequiel. Yo gritaría lo mismo si tuviera que vivir de la escritura, aunque me gustaría mucho comerme estas palabras. Muy original, suerte.
Es así, no vivimos de la escritura, pero nos alimentamos de las palabras.
Gracias por tu comentario.
Es tan original en su forma que se corre el riesgo de soslayar la dureza del contenido.
Me ha gustado mucho.
Un saludo, Ezequiel
Gracias Margarita. Muchas historias reales intentan disimular su crudeza con la palabra, pero siempre termina haciéndose visible.
Las propuestas innovadoras me chiflan, y esta lo es, sin duda. Escribimos para que nos lean, de eso no hay duda, pero también porque nos roe un hambre atroz y bello (creo) de cambiar lo que nos rodea. ¡Enhorabuena y suerte!
Gracias Alberto por tu comentario.
Los que escribimos lo hacemos con necesidad de expresarnos y con el ansia de ser leídos.
Un abrazo.
Ezequiel, original cuento bien contado y lleno de recursos. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Son recursos utilizados para ocultar una historia dura y triste.