28. DESARMADOS (Belén Sáenz)
No era inusual que hubieran instalado las cámaras con antelación en aquel despacho. Tampoco que se emitieran en directo pruebas de grabación. El acontecimiento era de tal magnitud que la gente se agolpaba desde la madrugada ante los escaparates de tiendas de televisores y en los bares no cabía un alfiler.
Ni era necesaria música ambiente ni había narrador. En un primer plano, dos hombres se besaban en la boca. Algo que ya casi a nadie escandaliza, pero que a todos nos hacía contener la respiración. El más corpulento acariciaba la entrepierna del otro al tiempo que le posaba delicadamente la mano en la nuca antes de reclinarle sobre la mesa del escritorio. Con su flequillo rubio le hacía cosquillas en la mejilla. Se frotaron la nariz punta con punta y culminaron el gesto con un leve lamido de la comisura, como buscando la gota perdida de un vodka raro y exquisito.
El clamor de los aplausos y vítores desde todos los rincones del planeta atravesó fronteras y les llegó a través de la ventana entreabierta. Hicieron una reverencia desbordante de expectativas, sonrieron a la pantalla y carraspearon juguetones.
«¿Estás preparado para la rueda de prensa, Don?»
«Sí, Vladímir».
Porque el amor cuando no muere mata.
Porque amores que matan nunca mueren.
Cómo dicen Sabina y Serrat. Solo que estos dos, a cual más loco, son capaces de pulsar el botón rojo con tal de que no se apague la llama.
Qué bueno tu micro, Belén. Y qué actual. Muchas suerte con el. Un abrazo.
Ay, sí, por favor, que se líen esos dos y nos dejen a los demás en paz. Yo también estoy aplaudiendo entre la multitud.
Un abrazo y suerte.
¡Qué maravilla de relato! No le falta nada. Todo el relato esperando un final espectacular, pero no tanto. Genial.
Jajaja! No lo veo yo, la verdad… Aunque sin llegar a esos extremos, estaría genial que esa parejita consiguiera llevarse bien y pudiéramos mirar hacia delante con algo más de tranquilidad.
Muy bien llevado todo el relato y muy bueno el giro final.
Un abrazote Belén.
¡Lagarto, lagarto! Prefiero que no se entiendan nada, juntos son una bomba de relojería. Ahora, hemos disfrutado de los escarceos amorosos de estos dos peligrosos personajes, aunque si os digo la verdad preferiría no tener que verlos en esas intimidades.
¡Original a tope!
Si con la escena tórrida que has descrito ellos son felices y nos dejan a los demás tranquilos, creo que todos nos uniríamos a esos aplausos y vítores.
Cuando la realidad es demasiado dura, tanto, que nos aterroriza, por lo que pueda suceder y por la impotencia, solo queda una cosa por hacer: el buen humor, tan difícil de utilizar como género, pero efectivo como desahogo, entretenimiento e, incluso y sobre todo, esperanza.
Un abrazo y suerte, Belén
Aunque creo que la escena nos haría cerrar los ojos, estoy segura de que nos sentiríamos todos muy felices. Ojalá la crueldad se torne amor , ojalá se arregle todo con un beso… Sería ideal, como este cuento. Besos y suerte, Belen.