68. Desastre Natural
Me encerré en el baño decidida a salvar mi cita con Juan, el chico de mis sueños. Esa mañana había descubierto horrorizada un grano del tamaño de una lenteja de Salamanca en la punta de mi nariz. Apreté con saña, consciente de que la vida tal como la había imaginado dependía de la eliminación de ese divieso. Apliqué un poco de pasta de dientes como me había dicho mi amiga Jenny. Según leí en un artículo del Nuevo Vale, me hice un emplasto con tierra de una jardinera del insti. Aquello iba de mal en peor, no podía presentarme asi. Entonces recordé las palabras del abuelo.
«Ante la duda, piensa que haría el Capitán Trueno». De niña leíamos juntos sus cómics . Aunque desfigurada por un cráter lunar, había que dar la cara.
Juan fue puntual. El chico que aterrorizaba al barrio con su Derbi Variant trucada me estaba esperando. Al acercarme vi que él también sufría inflamación aguda de las glándulas sebáceas. Nos dimos la mano y todos los granos del mundo reventaron al unísono en un Big Bang de fluidos expandiéndose incontrolables. Parados en mitad de la calle, inmunes ante tanta devastación, empezamos a dejar atrás la adolescencia.
La adolescencia y el caos hormonal que genera no solo afecta a la piel, como hemos podido conocer, también hay implicados otros órganos y sentidos. En este caso han coincidido en el mismo complejo y han salido airosos del trance en una muy visual explosión de fluidos.
El final, redondo.
Pues si, Rosa. Ahora nos da risa pero hay que pasarlo. Lo bueno es que se pasa rápido. Demasiado. Gracias por leerlo.
Me ha encantado, Lucas, y me ha hecho sonreír. Gracias
Gracias Pilar. En estos tiempos sonreir es algo muy serio.
El problema de los males es que sean individuales. Cuando nos damos cuenta de que están extendidos pasan de «males» a «normalidad», cono les sucede a tus dos adolescentes, capaces de apreciar la belleza a pesar del acné, aún más unidos por él, piel con piel.
Un relato simpático, creíble y posible.
Un abrazo y suerte, Lucas
Lucas, me has hecho viajar atrás una jartá de años, con esa «inflamación aguda de las glándulas sebáceas» y la Derbi Variant trucada de los malotes.
Es fantástico ver que ni unos granitos, ni un tsunami de fluidos, pueden arruinar la cita de tu vida.
Un abrazo y suerte.
Me encantó el minicuento…muy poetico. Gracias Lucas