29. Despeinada (Blanca Oteiza)
Esta tarde quizás vaya al cine a ver esa película que lleva semanas en cartelera. Sentarme en mitad de la sala rodeada de gente y concentrarme en las palomitas. Seguramente termine con el rostro lleno de lágrimas y se me acabe el paquete de pañuelos de papel. Después caminaré por las calles adoquinadas del centro hasta la cafetería donde mis sueños duermen. Escogeré la mesa del rincón frente al ventanal que da a la plaza y contemplaré el ir y venir de la gente. Puede que vea a los novios felices cogidos de la mano, mientras las mías acaricien la taza vacía de una vida solitaria.
Esta noche, vencida por el cansancio de la espera y del día marcharé a mi casa. Me tumbaré en la fría cama y contaré las estrellas que asomen por la ventana. Y seguiré por las mañanas peinando novias mientras mi melena se arruga como la piel que no se riega.
“Termino ya”, le digo a la novia que se cubre el rostro. Termino de divagar en mares que me llevan a la deriva, mientras el peine y el secador se cobijan en mis manos.
Una mujer que parece condenada a contemplar la vida desde fuera, un escenario en el que otros son los protagonistas, mientras que a ella solo se le permite ser espectadora, ve pasar gente por la calle, estrellas a través de la ventana y su vida solitaria, llena de vacíos que, por algún motivo, no consigue llenar.
Un relato tan triste como bien contado sobre la soledad no deseada, de alguien cuyos sueños, dormidos, no tienen cauce para desarrollarse.
Un abrazo y suerte, Blanca
Gracias Ángel por tus palabras.
La soledad para quien la busca es perfecta, pero para quien no la busca puede resultar una espiral dolorosa a la que no le ve final. La peluquera todos los días se rodea de gente mientras peina, pero al salir de su trabajo se encuentra sola y eso la entristece.
Un abrazo
Un alma triste, solitaria. Una mujer que nos llega muy adentro.
Un discurso en futuro para una historia que parece tener solo pasado.
Un final que ¡termina! con «Termino ya», con «Termino de divagar en mares que me llevan a la deriva…»
Muy bien contado, Blanca. Muy bien conseguida esa cadencia, ese futuro y presente, que solo habla de pasado.
Un abrazoooo
Gracias Amparo,
Para la protagonista todos los días son iguales (o al menos para ella), no tiene con quien compartir sus días más allá de la peluquería. Ese futuro que sigue igual que el presente y el pasado.
Un abrazo
Y te has decidido a contar la historia de la «segunda» persona de la imagen, de la espectadora, pero también la que hace todo y lo lleva a cabo. Una historia triste en cualquier caso, que espero que cambie en algún momento y ha haga protagonista como se merece.
Luisa, nadie dijo que no se pudiera escribir de la «otra». Así que yo me he decidido a hacer protagonista a la actriz secundaria, que quíen sabe, algún día puede encabezar el cartel de la película de su vida.
Muchas gracias.
Mala es la soledad cuando no se escoge Blanca, como le pasa a tu peluquera. Es una bonita apuesta, para dejarnos un vacío muy bine contado por tu parte. Suerte.
Besicos muchos.
Nani, gracias por tu comentario.
Exacto, la soledad cuando no se busca es muy mala compañera. Además la protagonista, por su trabajo, está rodeada de gente, pero en el fondo está sola.
Un abrazo