DIC20. REGALO DE NAVIDAD, de Héctor Hernández
Aquel diciembre, cuando tenía yo ocho años, mi padrino nos invitó a cenar a su casa para celebrar la primer posada de la temporada navideña. Como casi siempre, mamá no quiso ir, así que solo fuimos papá y yo. Después de la cena, atraídos por el ruido de los cohetes que los muchachos tronaban en el patio, salimos a ver. También allí había mucho licor y todos se veían muy contentos. Estábamos en medio de esa algarabía cuando, de pronto, papá se desplomó junto a mí y no volvió a levantarse. Yo no sabía lo que era una bala perdida, pero escuché a mi padrino decir que eso había matado a papá.
Luego del funeral, cuando hubimos llegado a casa, mamá se animó a quitarse las gafas oscuras. Me abrazó y con su voz quebrándose me aseguró que todo estaría bien. Los moretones en sus ojos ya casi no se notaban y, según me dijo entre sollozos, las quemaduras de cigarro en mi espalda cicatrizaban bien.
Dura historia a pesar del título.No todo lo que reluce son estrellas y espumillón. A veces uno puede despojarse de las gafas oscuras y dejar que la luz cure cicatrices.Has mostrado sin decir y tu final es esperanzador.
Abrazos.
Dura realmente. Basada, sin embargo, en hechos, si no iguales, muy similares.
Un abrazo
Héctor
Que tremendo y que descanso para la familia. Está muy bien, suerte.Nuria.
Una poco de luz al final de la tormenta. Gracias por tu comentario, Nuria.
Suerte para ti también.
Héctor.
Tremendo…pero con el alivio de la justicia al final. Hace dos dias escribí un micro sobre un uso similar de las gafas de sol. Solo deberian usarse para lo que fueron concebidas…
Un abrazo y suerte
Gracias por tu comentario, Eva. Y ciertamente las gafas deberían de usarse para lo que son.
Un abrazo para ti también.
Héctor.
El otro lado de la Navidad, ese que tapamos con gafas oscuras o con cualquier cosa.
Dura realidad.
Besicos muchos.
Y según puedo ver, son varios aquí los que escriben de ese lado oscuro que tú mencionas.
Saludos y gracias por tu comentario.
Héctor.
Sí, mira, mejor muertos están algunos para que el resto pueda vivir. Admiro el escenario que has creado y elegido para este cuento, de verdad.
Un abrazo.
Gracias por tus palabras, Susana. La verdad es que el relato salió así, un poco oscuro.
Un abrazo para ti también.
Héctor.
¡Vaya racha que llevo! son muchos los textos en dónde la realidad supera con creces el supuesto amor que arengan algunos en éstas fechas, buen relato Héctor
La verdad que yo también me he sorprendido por la cantidad de relatos duros que hay.
Saludos, Ramón y gracias por tu comentario.
Héctor
¿Qué significa «la primera posada de la temporada»? Relato de realidades muchas veces ocultadas. Tal y como es narrado, la voz, me hace pensar que el narrador es aún un niño. Como muere el malo, pues me gusta.
Qué tal Ximens, pues nada que en México-y en algunos otros países, no me preguntes cuáles-las posadas son celebraciones que comienzan nueve días antes de navidad. En realidad tienen un significado religioso, pero la verdad es que para mucho son la excusa perfecta para beber y beber bien.
Y sí, a mi también, en ocasiones, me gustan los finales felices, especialmente si es durante navidad.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Héctor.
P.D. Encontré esta liga que explica un poco mejor la cuestión de las posadas: http://es.wikipedia.org/wiki/Las_Posadas
Héctor, me ha gustado el relato por la idea de que los niños abusados aveces soportan en silencio las atrocidades y no son conscientes de lo anormal que se los pasa y siguen amando a sus agresores, al papá en este caso. Un buen final.
Suerte y Felices Fiestas.
Nicoleta, gracias por tu comentario. Tristemente la ficción es solo un reflejo de la realidad.
Suerte y felices fiestas para ti también.
Héctor.
Desde luego que la Navidad les hizo el mejor regalo. Menos mal que el que encontró la bala, se lo merecía. En realidad, se la estaba buscando. Bien narrado, con buen ritmo y un desenlace interesante, que desvela toda la historia de una mala vida.
J. Ariza. Desde Córdoba, rápido como una bala (perdida).
Gracias, J. Ariza, por tu comentario. Ciertamente fue el mejor regalo. Quizá un poco mórbido, pero regalo al fin.
Saludos
Héctor
Muy buen relato Hector, y muy bien hilvanado con el título. Suerte.
Gracias por tu comentario, Jesús. Suerte para ti también y feliz año.
Héctor.