Viajes increíbles, comidas en los mejores restaurantes, fiestas estupendas, risas y felicidad a raudales. ¿Quién no querría tener una vida tan envidiable como la suya? Todo el mundo hace clic en «Me gusta» menos él mismo.
Hola, Juan.
Gracias por pasarte a comentar mi escueto relato. Creo que se puede extraer mucho de esta pequeña crítica en tan pocas líneas. El «postureo» muchas veces esconde frustraciones, envidias y otros desajustes. Yo no entiendo esa necesidad de aparentar.
Un refrescante saludo, querido compañero.
Si hubiera habido un botoncito de «No me gusta» para cliquear, dudo que el envidiado hubiera hecho clic en él… aunque a decir verdad, ni siquiera le hubiera hecho falta: esa omisión de él (no hacer lo que todo el mundo hace) lo dice todo…
Así pasa con la gente que vive de la envidia ajena: no dejan de ser una cáscara que nada de lo que tienen y ostentan puede llenar…
«El dinero no hace a la felicidad»: ¡Qué bien que refleja tu micro este refrán!
Me gustó leerte en versión condensada, Barceló querido…
Hola, Mariángeles.
Creo que, como bien apuntas, el botoncito de «No me gusta» debería aplicárselo cada cual a sí mismo para tratar de corregir lo que no le complace su vida, en vez de tratar de hacer ver falsamente que todo es de color de rosa. Yo siempre digo que se puede engañar a los demás, pero la peor mentira que puedes decir es la que te dices a ti mismo.
Gracias, siempre, por tu atención, querida amiga argentina. Un abrazo.
¡Lacónico y Certero! ¡¡¡Es lo suele haber detrás de muchas fachadas!!!
Hola, Juan.
Gracias por pasarte a comentar mi escueto relato. Creo que se puede extraer mucho de esta pequeña crítica en tan pocas líneas. El «postureo» muchas veces esconde frustraciones, envidias y otros desajustes. Yo no entiendo esa necesidad de aparentar.
Un refrescante saludo, querido compañero.
Breve muestra de la opulencia superficial de las redes y la envidia que suscita en el protagonista.
Un caluroso abrazo, Ángel.
Hola, Carmen.
Gracias por tu comentario. Es siempre un placer cruzar unas palabras contigo.
Un abrazo con todo mi afecto.
Si hubiera habido un botoncito de «No me gusta» para cliquear, dudo que el envidiado hubiera hecho clic en él… aunque a decir verdad, ni siquiera le hubiera hecho falta: esa omisión de él (no hacer lo que todo el mundo hace) lo dice todo…
Así pasa con la gente que vive de la envidia ajena: no dejan de ser una cáscara que nada de lo que tienen y ostentan puede llenar…
«El dinero no hace a la felicidad»: ¡Qué bien que refleja tu micro este refrán!
Me gustó leerte en versión condensada, Barceló querido…
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles.
Creo que, como bien apuntas, el botoncito de «No me gusta» debería aplicárselo cada cual a sí mismo para tratar de corregir lo que no le complace su vida, en vez de tratar de hacer ver falsamente que todo es de color de rosa. Yo siempre digo que se puede engañar a los demás, pero la peor mentira que puedes decir es la que te dices a ti mismo.
Gracias, siempre, por tu atención, querida amiga argentina. Un abrazo.