89. ¡Ding dong! (Manuel Menéndez)
Todos se han ido al entierro de la abuela. Todos menos yo, claro. Papá dice que soy todavía muy pequeño e impresionable. Mientras espero que vuelvan contemplo cómo ondean en el jardín las sábanas que colgó hace dos días, sin saber que nunca llegaría a recogerlas. Aún me parece ver su figura encorvada, señalándome mientras me acusaba, con voz chillona, de que el abuelo se había ido al cielo por mi culpa. Me gritó que sabía que había estado jugando con sus píldoras y que se lo iba a contar a todo el mundo, para que me llevaran a una cárcel para niños malos, como yo. Permanecí en silencio, fingiendo arrepentimiento al tiempo que contemplaba su pelo blanco, su dedo huesudo y sus verrugas. Decidí que, si aquellas pastillas habían conseguido llevar al abuelo hasta el cielo, también servirían para que, esa misma noche, la bruja volviera volando al infierno. Seguro que la habrán recibido con esa canción de “El Mago de Oz” que tantas veces me obligó a escuchar: “Ding dong, the witch is dead”
Manuel, muy buena tu hi8storia. El niño es un pinta, como mínimo. Suerte y saludos
Manuel, muy buena tu historia. El niño es un pinta, como mínimo. Suerte y saludos