74. DIOS POR LA NOCHE
A la casa se entra por detrás, pero la ventana del baño da a la plaza. Corre, cacho puta, con la cabeza gacha, agacha, agáchala, merecío lo tienes, agachálala. Fina mira tanto por la ventana que ha metido una silla en la bañera. Mira, Fina —se regocija—, mira quién asoma su cara de gorrino cochino, el señor cura párroco, roco, rocorro, ¡saco de ladillas y gonorrea! Orina en la bañera, mascullando insultos y juramentos. Y es que, desde lo de su hijo, ya no es ella. ¿Dónde vas a estas horas? A comer pollas pa quitarte la hiel del boquino… ¿Se te secó el huerto tuerto? ¡El coño te secaba yo! A Fina se le mató un hijo hace cinco años. Apareció colgado de una viga. Era un poco raro y comenzó a rumorearse en el pueblo que abusaba de menores. ¡Mira, Fina! —se grita y abofetea—. ¡Otro hijoputa que hablaba de tu Felipe! Hoy hay desfile file de filetes. Le ardió la granja zanja que se joda, zanjao. ¡A buscar peonás! Fina se carcajea y sacude y palmea sus muslos. Odia las noches porque no pasa nadie. Cada uno está en su casa. Y Dios en la de todos.
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Da penilla, está claro que ha perdido el norte.
Has sabido reflejar muy bien, a base de calificativos disparatados, el estado mental de esta mujer, claramente demenciada. Atormentada por el episodio de su hijo pasa lo que le queda de vida insultando a diestro y siniestro.
Un relato muy creativo.
Hola, Rosa. Como siempre, intento dar una vuelta de tuerca a mis relatos. El.concepto «alegría por el mal ajeno» tenía la trampa de que todos escribiéramos relatos similares. Yo he querido hablar de una mujer para la que esa alegría, dentro de su locura, está justificada…
Infinitas gracias por pasarte a leerme!! Saludos!!
Hay quien asegura que los locos y los niños siempre dicen la verdad. Está mujer ha perdido el norte, pero no hasta el punto de no saber identificar a quienes hablaban mal de su hijo. Ya sabemos que la presión social y psicológica en un pueblo contra una persona puede ser terrible, al margen de que sea justificada o no.
Un abrazo y suerte con esta original propuesta, desde el planteamiento al lenguaje.
Querido Ángel, siempre fiel a tu cita con los amigos. En efecto, sin justificar los actos de otras personas que sufren (y más aún si han enloquecido) a menudo uno puede comprenderlos o empatizar con ellos.
Gracias por tu atenta lectura siempre, amigo.
Abrazo fuerte!
Salvador, has reflejado perfectamente la locura de fina, me quito el sombrero.
No sé si desearte suerte, porque creo que no te hace falta, pero te envío un abrazo.
Rosalía, los buenos deseos y la suerte siempre son bienvenidos… me los quedo y Gracias!!!
Fina enloqueció por un trauma emocional insoportable y, desde ese momento, solo vive para esa triste venganza de desear el mal y alegrarse por las desgracias ajenas, aunque sea desde su ventana…
Gracias por leer y comentar!!
Quién tuviera tus neuronas y tu sensibilidad. Me parece una pasada que en tan pocas palabras cuentes una historia tan intensa. Mi admiración total. Un abrazo.
Muchísimas gracias, Mery!!! Tú no tienes que tener mis neuronas ni mi sensibilidad porque tienes las tuyas y son sublimes… quizá tenemos momentos, inspiración, rachas… tiempo.
Tú escribe, a ver si vas a ser como aquel que se quejaba de queno le tocaba la lotería, pero nunca compraba… ;-)))
Besitos y gracias!!