43. Divina burocracia (Nuria Rodríguez)
Había oído hablar tanto de lo maravilloso del paraíso que tenia altas expectativas del más allá, pero al final resultó, que tanto allí como aquí, todo era la misma mierda.
En su primera misión, le asignaron un adolescente. Ni que decir tiene que tuvo que emplearse a fondo, hacer horas extras y echar mano de su sexto sentido, el cual mantenía intacto a pesar de haber pasado a “mejor vida”. La tarea resultó tan extenuante, que tuvo que recurrir al supremo para suplicarle una adecuación de puesto. Fueron meses de trámites y papeleos, y lo único que consiguió fue, un cambio de protegido.
Durante años, pasó de un usuario a otro. Ancianos con Alzheimer, bebés y algún que otro deportista de riesgo.
Ahora, agotada física y mentalmente, cada día se arrepiente más de no haber marcado la casilla de reencarnación en vez de la de ángel de la guarda al rellenar el formulario A-672 en la cola del purgatorio.
Si pudiésemos volver hacía atrás habría muchas cosas que las hubiéramos hecho de otro modo, hasta algo tan simple como rellenar un formulario, pero en realidad nunca sabemos qué habría sido mejor o peor. La tarea de un ángel de la guarda puede ser agotadora, pero reencarnarse según en qué o en quizá tampoco fuese plato de gusto. Tu protagonista, carne de purgatorio, parecía condenada a purgarse y purificarse, de una forma o de otra. Esperemos que pronto pague su peaje.
Un relato divertido, que deja claro que de la burocracia no se salva nadie, ni lo divino ni lo humano.
Un abrazo y suerte, Nuria.
Muy divertido. Nos viene bien conocer estos datos para cuando nos toque rellenar el formulario.
Un saludo
Gracias por tus siempre acertadas y cariñosas palabras Àngel. Que razón tienes, la reencarnación puede ser un camino aún más angosto que el de ángel de la guarda y más viendo como está el mundo últimamente.
Un abrazo de vuelta Ángel y gracias de nuevo por leer.
Gracias Isabel por comentar. Cierto es que nos viene bien saber cómo va el tema burocrático por aquellos lares, nunca se sabe cuando lo vamos a necesitar. Un abrazo.
Jajaja. Graciosísimo. Se ve que en todas partes cuecen habas.
No sé, no sé… ¿Reencarnarse y pasar otra vez por la adolescencia? Quita, quita. Mejor en gusarapo o ñu de las praderas. O en el purgatorio para siempre, que la reencarnación continua no deja de ser lo mismo pero más cansado. Un texto genial que saca alguna sonrisa y hace pensar. Suerte y abrazos, Nuria.
Gracias Edita por tus palabras y por leerme. Si te ha sacado una sonrisa ha merecido la pena. Saludos.
Tienes razón Rafael, con una adolescencia yo creo que ya tenemos suficiente. Gracias por comentar y si he conseguido sacarte una sonrisa, te digo como a Edita, ha merecido la pena. Un abrazo de vuelta.