45. Divina de la muerte (Juan Manuel Pérez Torres)
El deseo de gozar de aquel cuerpo le daba fuerzas para superar todos los peros. Aquella relación, después de casi un año, continuaba pura y casta, pero estaba profundamente enamorado. Desde que llegó a la parroquia sus hormonas se fueron alterando de domingo en domingo al notar su presencia y pudo comprobar que la atracción era mutua, pues notaba con claridad la tensión sexual que se generaba en sus cada vez más frecuentes visitas al confesionario. Lo cierto es que, tras hablarlo y meditar los pros y los contras, decidió ir al obispado y solicitar la dispensa papal para dejar el sacerdocio y contraer matrimonio.
Tantos comentarios en aquel pequeño pueblo de la sierra les obligó a cambiar de residencia y, por fin, pudieron vivir, sin ambages, aquella locura de amor en un pequeño apartamento que pudieron alquilar en Chueca.
La sociedad evoluciona. Lo que antes era delito y se ocultaba para no sufrir el oprobio social, cada vez se imtegra más en la normalidad. No obstante, por deprisa que avancen los tiempos, tus dos personajes tienen que luchar contra muchos tabúes, casi contra todos los imaginables, incluida la institución religiosa y el ambiente de un pueblo. La palabra final revela que aún tenían otro escalón añadido más, muy bien oculto en el relato hasta ese momento.
Un abrazo y suerte, Juan Manuel
Ángel, es curioso. Si repasas el micro te das cuenta de que no hay intención lingüística ninguna de ocultar la clave que se descubre al final. Solo me he aprovechado de la tendencia del lector a pensar en un género determinado. Y es que, sin notarlo, a veces surgen los micromachismos hasta en las personas más abiertas y más liberales de pensamiento. Cuando llegas al final del micro lo entiendes perfectamente y nadie se raja las vestiduras, pero todos hemos caído en el vicio de no pensarlo antes.
‘Chueca’ es la clave. Bien contado y con tensión hasta el final. Suerte, Juan Manuel.
Gracias, Antonio. Es un barrio conocido en todo el mundo por sus características. Su nombre pone la última pieza al puzzle.
A tener en cuenta por el jurado:
Al final hay una concordancia mal hecha porque un sujeto plural -los comentarios en el pueblo- debe concordar con el verbo en plural -«les obligaron», en vez de «les obligó».