95. DOMINGOS (Nieves Torres)
Hoy que el tiempo lo permite podemos salir al jardín. Nos sentamos en un banco, bajo los árboles y el olor de las flores te hace sonreír, quizás te recuerda a las tardes en el pueblo, sentada al fresco a la puerta de tu casa.
Como cada domingo, te vengo a visitar y paseamos, vas cogida de mi brazo por el camino de hierba, arrastrando los pies. Me cuentas mil historias de tu juventud y a mí me encanta escucharte como si las oyera por primera vez.
A ratos me miras en silencio, intentando recordarme. A veces, por un instante, recuerdas y entonces lloras y me pides que te lleve a casa. Yo me trago las lágrimas y te prometo que vendré a buscarte, que a partir de ahora estarás siempre conmigo.
Cuando llega la hora de marchar, me despido de ti hasta el domingo con un abrazo, pero me apartas con recelo y me preguntas que quién soy, que si trabajo aquí.
Tristeza infinita que rompe el corazón.
Un buen retrato de una situación bastante frecuente, por desgracia. Suerte, Nieves.
Sé de lo que hablas Nieves, me reconozco en esos domingos que nos pintas. Nostalgia sí, y sobre todo tristeza, pero descritos con una delicadeza que emociona.
Suerte!!!
Bssss!!
Los domingos son siempre algo tristes de por sí, pero si además se unen visitas como la tuya se hace cuesta arriba y muy duro. Suerte!
Las visitas de los domingos llenas de cariño pero ensombrecida por una de las priores enfermedades.
Profundo relato.
Suerte con él.
Una visita tan triste, tanto para quien la hace, como para quien la recibe, solo podía realizarse en domingo, el día en el que la alegría del fin de semana se difumina ante otra cruda semana, un día que es frontera entre el espejismo y la realidad. Viene aparejada, además, con flashes de nostalgia del pasado, que cada vez se va borrando un poco más.
Un relato con el punto de vista de los dos personajes ante la cruel enfermedad de una de ellas.
Un abrazo y suerte, Nieves
Esas visitas generalmente son muy tristes. También tienen toques nostálgicos. Buen relato, Nieves. Suerte y un abrazo.