60. DONDE ME LLEVEN (Belén Sáenz)
Otro año más empieza el peregrinar del ánade real hacia los humedales del sur, a sus tardes soleadas. Otro año más estoy sentada sobre la madera fría del embarcadero, estudiando cómo propulsa sus patas anaranjadas del agua al aire, juntando mis pies en sintonía. Y no lo entiendo. Por más que papá diga que tengo dos pies izquierdos yo los veo diferentes, más allá de su simetría en el espejo. La disposición de los dedos, la curva del empeine… Todo normal. Por no disgustarle llevo en el tobillo la pulsera de cuentas que me regaló. «Así –me explicó– sabrás que tienes que adelantar primero el que está desnudo. Plantarlo bien en el suelo. Uno primero y otro después. Nunca los dos a la vez». Luego me llamó pato mareao, y nos reímos. Hoy he amanecido con la sospecha de que me quiere suya, como ave anillada. Los años pasan y no me convierto en el cisne prometido. Mis pies han formado una punta de flecha que indica una dirección. Un lugar compartido por el cielo y el mar. Y entonces lo entiendo, y salto con los dos pies juntos, y comienzo a correr sobre las aguas, y remonto el vuelo…
Relatado. La mujer con dos pies izquierdos. Buen título para una novela. Me gusta este vuelo final
Relatazo*
Muchas gracias, Arantza! Qué alegría que te haya gustado. Besos después de oír la señal.
Siempre, como Holden Caulfield, me he preguntado a dónde van los patos en invierno, cuando el lago se hiela, sin imaginar siquiera que tú tenías la respuesta. Gracias hermanita, la verdad siempre está más cerca de lo que pensamos…
Besosssss!!!
Muchas gracias, Bro’. Preguntas tengo muchísimas, y respuestas muy pocas, por eso me las invento (no se lo digas a nadie). Besos para ti también.
A muchos hijos no les dejarán nunca levantar el vuelo… tu prota sí lo consigue… !gran relato!
Después de muchos años de indecisión lo consigue, sí. Gracias por tu visita y tu comentario, Dominique. Besos para ti.
Belén, hay quién nunca se convierte en cisne, pero si son valientes, como tu protagonista, saben cuando han de emprender el vuelo.
Muy bello tu relato. Enhorabuena y mucha suerte.
Besos apretados.
Hola, compañera. Casi es una ventaja no convertirse en cisne y quedarse atrapada en el lago, aunque sea muy duro emprender el vuelo. Suerte para ti también y muchos besos, Pilar.
Hola, Belén.
Qué bien observas el mundo. Qué secuencia de fotogramas nos regalas en tu micro…
¡Grande!
Un abrazo, no, muchos más y suertísima.
Señora magistrada, con la venia. Tú sí que eres una gran observadora y narradora, ya me gustaría llegar a los rincones que nos traes a la luz. Abrazos y besos grandes para ti.
Belén, cuantas imagenes sacas a la foto para darle este buen uso. Suerte y saludos
Me alegro de que te haya gustado, Calamanda. Un beso y gracias por venir a comentar.
Nos dejas un relato lleno de preciosas imágenes y un bello vuelo, Belén.
Me gusta mucho, como todo lo que escribes. Un beso y buen verano.
Hola, BELÉN. Hoy he vuelto a deleitarme con este bello cuento tuyo. Perdón por el tardío comentario, pero no encontraba ni el tiempo ni las palabras adecuadas…
Salvando las diferencias, me hizo pensar en la peli «El cisne negro» y en mi amado «El patito feo» de Hans Christian Andersen.
Lo dicho, me encantó.
Cariños,
Mariángeles
Un micro que me ha gustado mucho por el tema y su desarrollo.
Abrazos cálidos.
Levantar el vuelo no siempre es fácil, tu relato sí lo hace. Abrazo enorme y suerte, Belén.
Nada mejor para retener a un bello cisne que convercerlo de que es un patito feo. Aunque es evidente que, incluso siendo lo segundo, hay que huir siempre de las cadenas que, en cualquiera de sus formas, impone la mezquindad humana. Bellísimo, enorme relato, Belén. Besos.