96. Dulce mentira (Blanca Oteiza)
Entro en la cocina y mi abuelo se sobresalta al escuchar mi saludo, aunque disimula
comenzando a silbar esa tonadilla de sus años mozos. Al mirarlo se justifica diciendo que está
bebiendo agua. Otras veces me pide ayuda para buscar el café que no encuentra o
simplemente sigue silbando y sale por la puerta sin mediar palabra.
Y yo, como siempre, hago que no veo las migas en la comisura de sus labios
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Un abuelo que come lo que no debe, prohibido por el médico, pero con un grado de inocencia como el de un niño descubierto en una travesura. Un nieto, o nieta, que sigue la corriente del pequeño embuste. Una buena combinación.
Un abrazo y suerte, Blanca
Muchas gracias Ángel por tu comentario.
Así es, esas mentirijillas del abuelo de las que es cómplice el nieto o la nieta.
Un abrazo