16 EL ACTOR, EL RETO Y EL SUEÑO IMPOSIBLE (IsidrøMorenø)
“¡Señoras, señores, la representación va a comenzar!”, anunció Alonso tras el telón que a continuación subiría pulsando un interruptor. Mientras se abre la boca del escenario, apaga el micrófono, acciona las luces con sutil intensidad progresiva hacia la escena y, con la otra mano, reduce lentamente la iluminación del patio de butacas. Alonso Prendes no tiene tramoyistas, ni maquilladora, ni técnicos de luz y sonido, ni regidor de escena. Él es el productor de la obra y el alquiler del teatro es caro. También es el director y el único actor. Estaba cansado de esperar alguna llamada. Un día, escuchando «The Impossible Dream», se propuso alcanzar ‘la estrella inalcanzable’.
Alonso se atusa el pelo y bajo la melodía de La Primavera de Verdi, que él mismo silba, sale a escena e inicia un diálogo frente a un imaginado actor, seguidamente, cambia de posición para darse la réplica. Así se suceden las escenas. Cuatro personajes en un solo actor. El magistral y continuo cambio de interpretación de los distintos personajes entusiasma al público que, según programa, esperaba a Godot con expectación, pero no tanta.
Alcanzado el final, Alonso hace mutis por el foro. Acciona la palanca y…
Cae el telón.
Vítores.
Has conseguido mantener la atención desde el principio hasta el final con un solo personaje, igual que ocurre en el teatro ficticio del texto. Y el final de tu relato concuerda con la forma de acabar la obra que este quijote tuyo reperesnta, “Esperando a Godot”. Apalusos.
Dura labor la de mantener, más de tres minutos, la atención del público de hoy día. Si además el personaje es un D. Juan Palomo, pues más mérito. Estoy seguro que, de no haber asistido nadie a la representación, se hubiera bajado al patio de butacas, hubiera aplaudido, hubiera silbado y, si a mano lo tuviere, tomate lanzare, jejejej (Por aquello de la diversidad de opiniones).
Muy agradecido por tu comentario, Edita.
Un sincero abrazo.
Solo ante el peligro, como Gary Cooper; solo frente a su nada sencilla tarea, como Don Alonso Quijano.
Está claro quién es el protagonista de tu relato, como también que tiene clara la tarea que se ha impuesto a sí mismo, solo y contra viento y marea. Un personaje con quien Don Quijote haría buenas migas, y un homenaje, también, a una obra de teatro inolvidable, hecha para el disfrute. Todos esperamos algo siempre, somos así, pero yo te pido que no nos hagas esperar tanto de un relato a otro.
Un par de abrazacos, Isi.
Suerte
Hola, querido amigo. Muchas gracias por tus valiosos comentarios de siempre.
Efectivamente está solo ante el peligro, pero, como quijote desesperado, se lanza en busca de hacer realidad su sueño (Impossible dream, from The Man of La Mancha).
Aunque para ajustarse al tema que nos ocupa (quijoterías), lo suyo sería, quizás, que hubiese fracasado en el intento, quise dar una pequeña vuelta de tuerca y… le puse el teatro abarrotado. Se lo merecía, hombre! Aunque me descalifiquen del concurso ENTC.
Mil gracias, Ángel, por tus generosos comentarios.
Dos abrazacos.
Isidro, por un momento imaginé el teatro vacío, pero me alegra que al final le vaya bien. Hay que ser valiente y creer en uno mismo.
Un abrazo y suerte.
En efecto, ¡hay que ser valientes! Como le acabo de escribir a Ángel, lo suyo hubiera sido que el teatro hubiera estado vacío al final de la obra, pero me daba pena por el pobre Alonso Prendes (un gran emPRENDEdor)
Mil gracias, Rosalía.
Un abrazo (que la suerte, por perdida ya la di).
Aplausos también al creador de este ingenioso y bello relato. ¡Te ha salido una función de 10, Isi!
Enhorabuena por tan estupenda historia y suerte, amigo mío.
Muchísimas gracias, amigo Pablo. Me alegro que te haya gustado la historia de ese autónomo del arte escénico que, quizá ese mes, pudo pagar la cuota mensual de autónomos y el alquiler del teatro.
Un abrazo grande y espero que pronto nos veamos en Sevilla.
A mí me ha pasado como a Rosalía, según avanzaba el micro y veía al protagonista hacer todos los papeles de la obra, me estaba temiendo que, al acabar la función, bajase al patio de butacas para aplaudirse él mismo. Me alegra que no haya sido así, que haya tenido un público agradecido y vitoreador
Un gran abrazo, Isidro.
Sí, es verdad que sería lo más propio del estilo quijotesco, pero como he puesto antes, me daba pena por Alonso y le he dado esa pequeña o grande satisfacción, aunque, como he dicho, me juegue la descalificación del relato.
Un fuerte abrazo, compañera.
Soberbia representación y soberbio relato!
Muchas gracias por comentar, Rosa, me alegra que te guste.
Un abrazo
Desde luego es quijotesco a más no poder este empeño heroico por saltar los escollos y acabar consiguiendo lo que uno quiere. En la vida hay que enfrentarse a los molinos, por muy descomunales gigantes que parezcan. Un saludo y suerte, Isidro.
Es que también ante la decepción o el fracaso, los quijotes se revuelven, luchan contra esa derrota buscando la victoria como punto final.
Muchas gracias, amigo Antonio. Un fuerte abrazo.