27. El amor de su vida
Solo piensa en Blanca, en los sueños cumplidos y en aquellos que se precipitaron por el desagüe del para después, “para cuando tengamos tiempo”. Y ahora que el peso del ocio ha encorvado su espalda, ella no está.
Solo piensa en el primer encuentro. En su falda de nube de algodón que el viento moldeaba en cada descenso de la montaña rusa. Fue Luis quien se la presentó al bajar de la noria. A ella y a su amiga Silvia. Pero sus ojos se detuvieron en Blanca nada más.
Solo piensa en volver a verla —como si los espíritus pudieran regresar—. Y sus zapatos, autónomos, le conducen al viejo parque de atracciones. Un dinosaurio oxidado donde la noria, aunque inservible, sigue en pie. Sube y la rueda comienza a girar y a girar.
Solo piensa en que termine el viaje para conocer a las dos chicas que esperan junto a Luis. En cuanto sus deportivas pisan el suelo, sus ojos se detienen en la más atractiva y enseguida la invita a la montaña rusa. Mientras ella camina delante, observa lo bien que le sientan los vaqueros. No lo duda, ha encontrado al amor de su vida. A Silvia.
Si se pudiera dar marcha atrás al reloj pensaríamos de forma un poco más práctica y menos con los presentimientos y sensaciones del momento. Si en su juventud tu protagonista no se hubiese obsesionado con Blanca, en la vejez no estaría solo. De haberlo sabido, habría actuado de otro modo.
Un relato muy bien construido, con una combinación de pasado y presente, que invita a reflexionar sobre la frase hecha del título, tan rotunda y poética, pero no necesariamente cierta, en tanto el amor de una vida puede tener, o haber tenido, más de una cara, no ser único, sino intercambiable y abierto a otras posibilidades. (Espero no alejarme mucho en la interpretación).
Un abrazo y suerte, María
Pues no te has alejado lo más mínimo. Esa es la idea: dejar de pensar que solo tenemos un compañero o compañera de vida o un único amor. Quizás, si pudiéramos volver hacia atrás, por muy seguro que ahora estemos puede que no eligiéramos a la misma persona de entonces.
Espero que hayas disfrutado mucho de las vacaciones en familia.
Un abrazo, Ángel, y gracias por tu comentario.
María, no podemos cambiar el pasado, pero sí imaginarlo. Aunque nunca sabremos si elegimos el camino correcto, en este caso el del amor. Me gusta tu micro, es muy visual (he visto la falda de nube de algodón en la noria), muy bien desarrollado y con un girofinal sorprendente que lo cierra, como debe ser.
Un abrazo y suerte.
Cuánta razón tienes. El futuro está por venir y el presente lo construimos día a día. Pero el pasado es inamovible, ¿O no?. Cada día me fio menos de mi memoria y de mis recuerdos. ¿Y si volviéramos atrás sentiríamos lo mismo que en el primer momento? A saber.
Muchas gracias por comentar, Rosalía.
Un abrazo
Que bonito tu micro, María, y qué bonita la imagen del parque de atracciones abandonado. ¿Cuántas veces nos plantearemos si las decisiones del pasado fueron las correctas?
Precioso relato. Espero que nos veamos pronto.