36. El blues de tu ausencia
Al subir las escaleras, era muy consciente de que lo hacía por última vez. Y aunque llevaba meses tratando de asimilarlo, comprendió, con un nudo en la garganta, que uno nunca está preparado para despedirse para siempre. Cada escalón que pisaba le traía a la memoria un sinfín de recuerdos, como si estuviera haciendo, en pocos segundos, el inventario de toda una vida. Y las emociones, el vinagre y las rosas de tantos años se le mezclaban por dentro a medida que ascendía. Se acordó de las veces en que lo había negado todo. De sus amigos y también de sus enemigos íntimos. De las buenas y las malas compañías. De sus grandes amores y de las aves de paso. De sus caídas y recaídas… Y así… llegó arriba, donde retumbaba el clamor de quienes le esperaban también llorosos. Sonaron los primeros acordes, y al pisar el escenario, sintió que le temblaban las piernas: «¡Buenas noches Madrid!», saludó entonces mientras, como siempre, levantaba con gracia su bombín de payaso.
Algunos suponen, tras los testimonios de personas que han estado a punto de morir, que existe un túnel de transición de una dimensión a otra. Bien en él, o justo al llegar al destino, se hace un balance de esa vida ya terminada. Tu protagonista se ha encontrado con una escalera que le facilita ese «inventario» previo al paso al otro lado. Es afortunado pensar que pudiera tratarse de una escalera cuando el protagonista solo puede ir camino del cielo, después de haber dibujado tantas sonrisas con su profesión.
Un abrazo y suerte, Marta
Siempre aprecio tus comentarios, y los de todos. Tener feedback es una de las cosas que más me gustan de escribir en esta página, y me encanta también descubrir interpretaciones diferentes a las que en un principio quería transmitir. En este caso intentaba jugar con títulos de canciones de Sabina (también el título del micro es una canción inédita suya) para rendirle así un pequeño homenaje relatando su(según dicen) inminente retirada y últimos conciertos. Si hay algún sabinero que me lea sabrá de lo que hablo. Gracias Ángel. Un abrazo.
Marta, después de leer tu respuesta a Ángel tengo que decir que yo sí he visto a Sabina cuando ha saludado con el bombín. Respecto a los títulos, los has colado sin que se note, que tiene mérito. Y del resto del micro, me gusta su aire intimista, los pensamientos del prota recordando su vida mientras sube los peldaños que le llevan a su última actuación.
Un abrazo y suerte.
Has sabido mantener el engaño hasta el final. Esperaba un suicidio y me encuentro con la despedida de un, yo creía payaso, aunque quedé con la duda por lo de “buenas noches Madrid”. Me gusta Sabina pero no controlo tanto. Considero que está bien narrado, al maestro le hubiera gustado leerlo.
Interesante ese ascenso hacia el fin de una vida artística. No capté la referencia a Sabina, pero igualmente funciona. Un saludo y suerte.