34. El bosque sagrado (María José Escudero)
Nunca había entrado allí. Estaba prohibido. Pero después de dos años de férreo adiestramiento, había sido elegida. Al principio, deambuló sin rumbo en busca del lugar indicado, hasta que el murmullo de una cascada y los colores del bosque le mostraron el camino. Atendiendo a consignas aprendidas, ignoró el aullido alargado de los lobos y contempló con fervor la luz temblorosa que se colaba entre las ramas y rompía la oscuridad de aquel monte vedado. Luego, recostada sobre la hojarasca, esperó. Los buitres negros, con sus inmensas alas, se movían inquietos por el hayal, pero su mirada se rendía y sólo notaba el cosquilleo de las moscas sobre sus párpados y permitía que las hormigas de fuego hicieran su trabajo.
En sus reuniones secretas el Ángel Custodio la había animado —con letanías y promesas— a explorar la magia de su cuerpo y la había preparado para el ritual. Él mismo le había otorgado la droga liberadora para enfrentar su nuevo y divino destino.
El suelo vibraba cuando hallaron sus restos esparcidos entre las raíces de los árboles. Muy cerca y aún intactos, permanecían los zapatos de su graduación: La Norma de La Comunidad le exigía entrar descalza en el paraíso.
Un relato abierto a interpretaciones, María José. Para mí, utilizas muy bien el escenario de un bosque sagrado como metáfora para sugerirnos un mundo muy real. Con Comunidades, Normas, Ángeles Custodios, férreos adiestramientos, consignas, reuniones secretas, letanías y promesas. Creas una atmósfera inquietante hasta la resolución con la “gaduación” final de la protagonista. Enhorabuena.
Un abrazo y mucha suerte.
Tu micro, que está muy bien escrito y descrito, me ha recordado a la novela de Coelho, «Brida». Si no la has leído te la recomiendo.
Me ha gustado mucho tu manera de capturar esas imágenes del bosque para nosotros, con sus hormigas y aves. También he podido imaginar a la chica descalza, absorbiendo todo lo fantástico de la Tierra. Lo que no sé es si lo que le espera es tan bonito como se lo han pintado.
Feliz tarde y buena suerte.
Se supone que polvo somos y en él nos convertiremos. Antes o después hemos de terminar siendo materia que retorna y se fusiona con la naturaleza de la que surgió. Tu protagonista estaba preparada para ese proceso, al que se suma sin oponer ninguna resistencia y de forma voluntaria, antes de que sea el cuerpo el que deje de funcionar. Una droga ayuda en el tránsito, porque los mordiscos de hormigas y lobos, y los picotazos de las alimañas no deben ser plato de gusto, por muy seguro que se esté de lo que se hace.
Un personaje con las ideas muy claras y una obediencia ciega, a prueba de bomba, que no cuestiona.
No somos quiénes para juzgar la forma de actuar individual, siempre que no se haga daño a nadie, tal vez ni siquiera cuando por voluntad propia se ingresa en una secta, lo que si podemos es disfrutar de una buena narración, con un trasfondo inquietante.
Un abrazo y suerte, María José
Muchísimas gracias por vuestra visita, Josep María, Mercedes y Ángel y también por vuestros amables comentarios. He aprovechado el espacio de este bosque sagrado para visualizar un poco ( aunque resulte inquietante) el oscuro mundo de las sectas. No podemos juzgar a nadie, cada cual es libre de adoptar la creencia religiosa que más se acerque a su pensamiento, pero, a menudo, estos grupos seudo religiosos se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas y manipulan sus sentimientos llegando a la explotación económica y al abusó sexual. Los captados son separados de sus familias hasta lograr el lavado total de cerebro y anular la propia voluntad.
Gracia por tu recomendación, Mercedes. No he leído el libro de Coelho, pero lo haré.
De nuevo, muchas gracias por pasaros por aquí. Un abrazo, compañeros.
Hola, María José, sin leer los anteriores comentarios, tu relato me ha introducido en la atmósfera de una secta, de las que a veces es tan difícil salir, como pasa con tu protagonista, en cuyo caso es imposible la vuelta atrás dado el fatal desenlace. Me ha gustado mucho la ambientación que has creado de misterio que no se convierte en miedo casi hasta el final, pues las descripciones del paisaje, a pesar de los buitres y los lobos, a mí me inspiraban cierta paz. Un relato que denuncia cómo las personas podemos caer en manos de mentes malintencionadas y pagarlo muy caro. Felicidades y suerte con tu escenario tan bien decorado. Un beso desde Pamplona.
Hola, Juana. Me alegra mucho tu visita y agradezco tu generoso comentario. Efectivamente, existen sectas peligrosas que usan un disfraz amable para reclutar gente, pero bajo esa apariencia inofensiva, anulan, someten y aíslan a sus adeptos llegando, en algunos casos, a la más aberrante manipulación. Tremendo.De nuevo, muchas gracias por acercarte y comentar. Un beso, Juana.