49. EL CORONEL (no tiene quien le…)
¡Qué vida más perra! Perdí mi primera pierna en la guerra. La segunda fue pocos años después, en un accidente aéreo, tomando tierra.
En mi silla de ruedas, me encuentro frente a una escalera, ojalá corriendo subirla pudiera, o tan solo andando yo quisiera, pero es solo un sueño y acabo llorando como plañidera…
Hoy ya me harté y me tiré de la silla contra la acera, martillo neumático en mano voy contra la escalera, voy a acabar con esa barrera, y construiré una rampa para mí y cualquiera que quiera.
Si no llego a la cima, que no sea por no intentarlo, que si encuentro obstáculos, tengo herramientas para destrozarlos. Nunca me pondré excusas porque ahora todos los pantalones me queden largos. ¡Mantengo mis sueños y pienso luchar hasta alcanzarlos!
Me encanta la actitud y el sentir de quien es capaz de escribir una cosa así. Que las dificultades que encuentres no te hagan disminuir las ganas de conseguir tú propósito. Bravo!
Como siempre es un placer leerte!… Att la pierna…
Un ejemplo de superación. Un personaje que sabe, acepta y se adapta, a que la vida es lucha y no otra cosa, y sigue adelante por más mordiscos que reciba, por más escaleras que se le interpongan, y aún tiene ánimo para añadir musicalidad de rimas a sus palabras.
Un saludo y suerte, Rodrigo
Tremenda fuerza de voluntad la de tu protagonista, Rodrigo. Una actitud vital muy potente.
Mq gusta también la rima camuflada en el texto.
Un abrazo y suerte.
La vida te cambia los planes y no pide opinión, pero la actitud es esa, buscar las herramientas para perseguir tus sueños aunque tengas que adaptarlos. El coronel no NECESITA quien le… se tiene a sí mismo. Gran lección. Buena suerte!
¡Qué relato tan poderoso! Es una muestra impresionante de resiliencia y determinación frente a las adversidades. La forma en que el autor comparte su lucha, no solo física, sino emocional, hace que el lector se sienta parte de esa batalla personal. La estructura del poema, con su ritmo casi de marcha y la sucesión de imágenes vívidas, transmite perfectamente el deseo inquebrantable de vencer obstáculos, tanto literales como figurados.
Suerte con los tuyos, Rodrigo.