28. El dragón
El dragón
Estaba allí; pero no estaba allí; en realidad no estaba en ningún sitio. A su alrededor todo se había apagado y el mundo se había sumido en el silencio más absoluto. Sabía que estaba viva porque le palpitaban las sienes pero toda la sangre de su cuerpo le había abandonado de repente .-“¿Paloma?”.- La voz sonaba lejana e irreal.- “Paloma, ¿me escuchas?”.- La miró sin verla; la bata blanca, el frío y aséptico metal y, de repente, la cegadora luz de la revelación.- “¿Sí?”.- “Vamos a plantarle cara, Paloma; y lo haremos juntas”.- ¿Cómo podía ser? Ya le había tocado todo: el mezquino divorcio, las dos mayores con su adolescencia revenida, el pequeño con un diagnóstico de TEA; su madre señalándola con el dedo de la culpa; y ahora esto. Sintió una mano apoyada en su brazo, sacudiendo el recuerdo.-“¿Paloma? Espabila, que salimos ya”.- Suspiró, entrecerró los ojos y se dejó bañar por la cegadora luz reflejada en el agua; se sentó en el barco con sus siete compañeras y hundió el remo con decisión; el dragón con el lazo rosa se deslizó potente y suavemente hacia la meta; sonrió.
Nada une más a las personas que el infortunio, tanto, que del aparente caos pueden surgir elementos tan valiosos como la solidaridad, la empatía y el apoyo mutuo, que hacen que cualquier carga se suavice.
El relato da buenas pistas, no obstante, Google confirma que existe una asociación de mujeres argentinas, unidas por el cáncer de mama, que por recomendación médica y alegre iniciativa practican el remo como terapia, en un barco con un dragón en la proa.
Un saludo y suerte, Myriam
Efectivamente, así es; pero esa alegría de deslizarse en dragón ya se disfruta en España. Fue en China donde surgieron esas carreras de dragones para festejar el Año Nuevo; en occidente, se han acogido como una actividad deportiva en la que las personas que padecen y han sobrevivido al cáncer de mama se reúnen y celebran la vida. Gracias por leerme.
Myriam, es como del caos dramático de la protagonista surge al final la esperanza. Me ha emocionado, y más al leer el comentario de Ángel, por lo real que resulta.
Un abrazo y suerte.
Dice el psicólogo Antonio Briones, comentando el arquetipo junguiano de la sombra, que “en el laberinto de nuestra psique, el dragón se alza como un guardián de los secretos más profundos. Su relación intrínseca con el arquetipo de la sombra nos recuerda que enfrentar nuestros miedos y aceptar nuestras partes más oscuras es esencial para el crecimiento y la transformación personal. Al abrazar al dragón interno, nos convertimos en héroes de nuestra propia historia, desafiando la oscuridad para encontrar la luz. Así, en el choque de llamas y escamas, descubrimos la oportunidad de autodescubrimiento y evolución interior”. El caos surge del choque entre luz y oscuridad y es ahí donde el dragón, ser de agua, se manifiesta. Gracias por leerme y comentar el relato.