29. EL GALÁN DE LA SANGRE
La escena que presencié no podía ser más terrorífica y a la vez dantesca, pero desde ese momento todo cambió radicalmente en mi vida.
Con el todavía amargo sabor del café, que acostumbraba a tomar siempre en el mismo bar, me disponía a salir abotonándome el traje de última moda con ese aire de aquí estoy yo, como decía mi esposa a sus amigas creyéndose que con eso me iba a sonrojar ante ellas.
Tras el último botón no pude evitar que la sangre, que salía a borbotones de la boca de la chica que se dirigía desesperada hacia mí, salpicara en el traje. La perseguía gente con sus ropas ensangrentadas, gimiendo vocablos ininteligibles.
En ese momento, o corría o me metía de nuevo en el bar, pero pensé que debía de tratarse de uno de esos programas de la tele en los que te toman por inocente mientras haces el ridículo.
Mi atrevimiento me convirtió desde entonces en el líder de una nueva era; ahora soy el alcalde de la Ciudad de la Sangre, alimentándome de ella cuando me dirijo a mis conciudadanos animándoles a conquistar otros lugares, siempre con un traje nuevo abotonado y lleno de sangre.
La frontera entre ficción y realidad a veces es muy tenue. En muchas ocasiones vemos cómo la segunda supera a la primera o también, es el caso de tu relato, lo que parecía irreal acaba por imponerse. La entereza y la capacidad de adaptación de tu protagonista le han convertido en el líder de su ciudad. Hace tres meses nadie hubiera imaginado la realidad que vivimos hoy en la mayor parte del mundo, confinados, asustados, sobrecogidos, con miedo a algo tan humano como el contacto físico, pero nos adaptamos, esa capacidad es la que nos ha hecho llegar hasta este momento y superar dificultades.
Un relato original, un personaje muy curioso y una historia escalofriante.
Un abrazo, Antonio
Gracias, Ángel, para mí es un gran honor recibir tus siempre magistrales comentarios. Un gran abrazo