36. EL GUARDIÁN DE MELLIZOS (Amparo Martínez)
Junto a la piscina, Carlota juega con su pulsera y sonríe al mundo. Inclina la cabeza hacia un lado y la deja ahí (colgada). Con la mano zurda (la más obediente) rueda la pulsera hacia arriba, escalando su brazo. Las cuentas de colores atraviesan moratones ceñudos y cicatrices rosas; avanzan a trompicones (como su silla de ruedas); cuando llegan al codo se atascan. Carlitos es un niño rollizo y sano; corre, salta y nada. Carlota (con sus manos inquietas) dibuja olas en el aire y se saca la pulsera a bandazos. Luego, se inclina hacia adelante, consiguiendo calzársela en un pie. Me sorprende su nueva destreza (demasiado tarde). Contenta con su hazaña, ríe a carcajadas, como si su hado guardián le hiciera cosquillas con las alas (sé que eso no es cierto). Entre risas hace girar la pulsera. “Tiioovivoo”, farfulla con su voz babosa (el sábado, su papá la subió a un caballito del tiovivo). La pulsera da vueltas alrededor de su tobillo deforme. Carlitos se zambulle en el agua y se aleja de su hermana. Carlota se inclina de nuevo… Su mamá abrirá mucho los ojos y se echará las manos a la cabeza. Yo cuidaré de mi elegido.
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Hola, Amparo. Nos presentas una escena muy «visual» y «mundana», por decirlo de algún modo, pero en la que, por algunas pinceladas, parece enredarse (al menos, a mi entender) la tragedia. Y no sabemos si ese ángel guardián ha sido el causante de esa posible fatalidad o, por el contrario, un «simple» espectador… Suerte y un abrazo.
Hola, Jesús. Así es, la escena se enreda y termina en tragedia.
Jajaja, nada de simple espectador. Vas muy acertado. Menudo ángel de la guarda está hecho!!!
Un abrazoooo grande, y muchas gracias por comentar.
¡Vaya angelito! Todo el relato es tremendo, y el final, demoledor. Tuve dudas sobre quién había sido el mellizo con suerte; pero releyendo, creo haber encontrado una pista importante en la expresión”(demasiado tarde)”.
Jajaja.
Eso es, Edita.
A este ángel de la guarda parece ser que no le gustan los niños con minusvalía 🙁
Muchas gracias por pasar y comentar.
Un abrazooo grande.
Amparo, nos cuentas la historia de un hado guardián que elige cuidar a un niño sano abandonando a la niña con problemas de movilidad. Desde ese momento se precipita la tragedia.
Buen relato. Mucha suerte.
Besos apretados.
Una actuación antinatural que venga de un ser «guardián, protector», de un ángel, de un hado. Eliminar una vida por falta de salud, de perfección… ¡Odioso! Un ser criminal. Una mente enferma. Y de eso, en la Tierra también hay.
Un abrazo, Pilar.
Con la primera lectura me he liado un pelín, lo confieso. Nada que no haya «desliado» con una segunda.
Vaya un relato más duro, Amparo, y vaya un ángel hitleriano el de Carlota. Buenísima e inquietante la primicia; conocer el comportamiento de la madre cuando descubra el fatal desenlace.
Un abrazo grade, preciosa, y suerte.
Estamos educados para no sospechar de un ángel, y menos si es un ángel de la guarda, aunque vaya dejando «miguitas de pan» con cada uno de sus comentarios o juicios.
Menudo personaje tan cruel!!
Un abrazooo, Rosy.