Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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70. El hijo (Nuria Rodríguez)

Le trajo la noche más oscura, desagradable para la mayoría y de una hipnótica belleza para ella.

Sus pasos serenos y sin rumbo, eran el único sonido de las vacuas calles de lo que parecía una ciudad espectral.

Junto a unos contenedores de basura, lo intuyó. Encendió la linterna de su móvil y se acercó con ese gusto agrio que el miedo y la excitación, provocan en la boca.

Podía sentir los latidos del corazón retumbar en sus sienes a un ritmo frenético que disminuyó cuando pudo verle mejor.

Arrullado en una vieja manta, aquella criaturita de apenas unas horas de vida, la miró con los ojos más viejos y sabios que había visto en su vida.

No se sobresaltó al ver sus monstruosos rasgos ni de que, en lo que se le antojó un amago de sonrisa, sobresaliesen unos pequeños dientecitos afilados.

Cualquiera en su sano juicio, habría salido corriendo de allí pero ella, por lo contrario, le cogió amorosamente en brazos con la convicción de que a partir de ese momento, sería su madre. Y como todas las madres, se sintió inmensamente afortunada, ya que tenía el hijo más bonito del mundo.

4 Responses

  1. Rosalía Guerrero

    Por supuesto, Nuria, para cualquier madre sus hijos son los más guapos. Aunque sen monstruosos, como el de tu protagonista.
    Tengo que decir que me ha resultado tierno a la par que inquietante.
    Un abrazo y suerte.

  2. Ángel Saiz Mora

    Alguna vez he oído decir que a un hijo biológico se le quiere casi siempre, al tratarse de una extensión de la propia naturaleza, de algo tuyo, pero a un hijo adoptado aún más, por no tener las connotaciones anteriores. Ese niño, desechado por su fealdad, necesitaba una madre capaz de ver en él a una criatura indefensa a la que ofrecer su cariño. Podría tratarse de un vampiro o de un diablo, con poderes para engatusar a quien necesita, pero ese final abierto a la imaginación hace el relato aún más interesante.
    Un abrazo y suerte, Nuria.

    1. Nuria Rodríguez Fernández

      Gracias Ángel por leerme y comentar, al fin y al cabo yo creo que eran dos almas perdidas predestinadas a conocerse.
      Abrazotes de vuelta!!

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