Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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82. El malo

Besar la lona, morder el polvo. Ese es mi sino desde que solo me ofrecen papeles de villano. Aquí estoy yo para aguantar los puñetazos del bueno y el desdén de la chica. Para desenfundar tarde y disparar mal. Para acabar, en fin, siempre preso, cuando no muerto. Es difícil cambiar a peor y no añorar tiempos pasados. Estar solo ante el peligro se lleva bien si eres el protagonista. Como mucho recibes un balazo sin trascendencia o unos golpes en la cara, y puede que después, con el brazo en cabestrillo y el mentón rasguñado, hasta resultes más atractivo. Pero si eres el malo da igual que te acompañen las fuerzas del averno al completo, que llevas todas las de perder, y a menudo del modo menos estético.

Me entristece, además, esta obligada conducta mía. Sufro de infundados remordimientos. Ahora, por ejemplo, acabo de matar a un hombre honesto delante de sus hijos, y sé perfectamente que sus caras de espanto me han de asaltar en sueños. Aunque confieso que lo que más me angustia en este momento no es eso, sino la certeza de que el sheriff no tardará en alcanzarme huyendo sobre este caballo tan lento.

23 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Los personajes en las películas actuales presentan, a menudo, muchos matices. Sin embargo, esas otras con las que nos criamos los que vamos teniendo una edad, en especial las del Oeste, que hoy parecen del Pleistoceno, sí que tenían personajes nítidos, en ellos todo era blanco o negro.
    Grandes actores han interpretado papeles de villano en la historia del cine, pero la gloria nunca les alcanza, ni en la cinta ni fuera de ella, o no de la misma manera. Tu protagonista, como los malos que interpreta, nunca podrá dar un paso más, alcanzar el aplauso que en la ficción le está reservado a su oponente invencible, pero quizá fuera del celuloide tampoco. A veces da la impresión de que el reparto de papeles en esta vida, que no deja de ser una representación, impide a algunas personas, de entrada, alcanzar lo que merecerían, no importa cuanto se esfuercen porque todo lo tienen en contra.
    A pesar de ser el malo de la película, tu personaje inspira ternura, no menos que una tristeza real y una profunda impotencia.
    Es un placer leerte.
    Un abrazo, Enrique. Suerte

    1. Enrique Mochón Romera

      Totalmente de acuerdo con tus reflexiones, Ángel. Hay mucho que decir sobre los buenos y los malos, y me gusta especialmente ese último apunte tuyo sobre el reparto de papeles en la vida. Parece que los que llevan esos castings tienen cierta predilección por «los mismos de siempre». Siempre me ha parecido muy injusta esa frase de que cada cual tiene lo que se merece, tan repetida sobre todo por aquellos a los que les va mejor. Muchas gracias por todo, amigo, y suerte para ti también. Un abrazo.

  2. Concuerdo con el comentario de Ángel en cuánto al reparto de papeles (en el cine y en la vida que, al fin y al cabo, no deja de ser una película) y no sé qué más puedo decir de tu texto, Enrique, salvo que destila tristeza en cada letra sin que sepa decir dónde exactamente y eso solo es asequible a los grandes que escriben como tú.

    Un abrazo.

    1. Enrique Mochón Romera

      Yo también coincido con Ángel y, como le digo, me parece muy injusta esa idea de que todos tenemos lo que nos merecemos, muy distinta a esa otra, mucho más acertada, que dice que unos nacen con estrellas y otros, estrellados. Por suerte la tristeza que hay en este relato es ficción y producto de llevar al extremo los rasgos del personaje. Ojalá, en cualquier caso, que lo vuelvan a llamar para hacer de bueno. Ojalá también que un día logremos que en la vida real haya estrellas para todos. Muchas gracias, Manoli. Lo de “grande” haré como que no lo he leído, jajajaj (qué cosas dices). Un abrazo.

  3. Oh, pobre malo. A pesar de la barbaridad que acaba de cometer en las últimas líneas, se percibe que no ha sido su mano sino la del maldito destino la que lo ha obligado a actuar así. Me ha gustado mucho cómo transmites la tristeza de tu personaje. Un abrazo fuerte y suerte.

    1. Enrique Mochón Romera

      Eso es. Si le ha tocado hacer de malo parece que no le queda otra opción que hacer el mal. A ver si consigue separar en su interior la ficción de la realidad. De otro modo no logrará salir de ese estado de tristeza y nostalgia. Muchas gracias por todo, Aurora; me alegra mucho tu opinión. Un abrazo.

    1. Enrique Mochón Romera

      Cuánto me alegra que te haya gustado el personaje, Manuel. Habrá que pensar en una secuela, jajajaj, aunque ya sabemos qué papel le va a tocar. Coincido contigo en esa opinión sobre los perdedores en la literatura. En este caso he intentado darle un pequeño toque de humor al final, pero veo que se ha acabado imponiendo el drama del resto. Muchas gracias por todo. Un abrazo.

  4. Pablo Núñez

    Con tu habitual maestría y originalidad, rascas dentro de la historia de esos héroes anónimos que siempre nos acompañan en la vida. En este caso nos traes a El Malo, siempre triste por sus trastadas, lo que demuestra que no será tan malo. También le pesa el no tener ese encanto del bueno, al que no le afean ni los rasguños de una pelea, mientras él, por más que cuide su aspecto, siempre será visto por los ojos subjetivos del espectador como un hombre desaliñado y sin sentimientos.
    Para colmo, a pesar de ir al galope para escapar de su fatal destino, sabe que siempre le tocará el caballo más lento, y su final siempre será el mismo.
    En resumidas cuentas, la historia de un hombre bueno obligado por las circunstancias a ser El Malo. Ha tenido suerte de ser escrito por ti, porque has convertido a El Malo, en uno de los relatos más buenos de esta convocatoria.
    Enhorabuena, Mochón, por seguir creando Micromochones cinco estrellas.
    Un abrazo.
    Paul

    1. Enrique Mochón Romera

      Mira que eres exagerado, Paul. Aunque me alegra mucho todo lo que me dices, jajaja. Me gusta fijar la atención sobre un tema, apuntar cosas y ocurrencias sobre él y luego intentar el relato, aunque luego, cuando lo tengo acabado, siempre tenga la sensación de que es una chorrada o de que ya tiene que estar escrito por ahí y de mejor manera. Menos mal que siempre hay amigos para dejarte comentarios cinco estrellas y alegrarte el día. Por cierto que en esta convocatoria hay muchos relatos muy buenos, uno de ellos el tuyo, sin duda. Un abrazo.

  5. Muy buen relato. Me llama especialmente la atención el corazón blandito del malo, que acaba inspirando ternura y lástima. Aunque creo que lo que más me ha gustado es la sensación de vasos comunicantes entre ficción y realidad, entre persona y personaje.

    1. Enrique Mochón Romera

      Me parece muy interesante eso que dices de los vasos comunicantes. Creo que incluso hay por ahí alguna leyenda negra sobre actores que se vieron poco menos que poseídos por sus personajes, o sobre otros que fueron elegidos para el papel por traer ya de “fábrica” muchos de sus rasgos. Muchas gracias, Edita. Un abrazo.

  6. Manuel

    Qué difícil dejar un comentario sin resultar adulador, Enrique, porque el relato se las trae. Me deja su lectura el mismo poso desasosegante que al terminar la película Birdman.
    Esa onda que atraviesa el relato es muy honda. Felicidades.

    1. Enrique Mochón Romera

      Ese esfuerzo tuyo por no resultar adulador hace que valore aún más cada una de tus palabras. Lo de que encima hayas sentido algo similar a lo que sentiste al terminar tan gran película ya… Muchas gracias por tanta generosidad. No esperaba reacciones como las vuestras cuando empecé a escribir este relato. Un abrazo, Manuel.

  7. ¿Quién podría pensar que el malo se entristece de serlo? Es el actor al que nadie mira con cariño…
    Y, en la vida real, ¿también le toca a alguien ser el malo sin haberlo pedido? ¿Qué acciones llevará a cabo alguien, que le puedan conmover por dentro? ¿Quién asigna los papeles y presupone el guión?
    Un beso, Enrique.
    Carme.

    1. Enrique Mochón Romera

      Cuántos interrogantes me dejas y qué interesantes todos. Sin duda se podría hablar mucho sobre el tema, aunque, así de primeras, confío en que en la realidad nadie se sienta obligado a hacer el mal, como mucho a tomar decisiones difíciles, de esas que nunca van a satisfacer a todos, y siempre desde un planteamiento moral. También que en esta superproducción que nos ha tocado vivir tengamos todos libertad para al menos optar a los papeles que más nos gustan y de paso participar activamente en el guion. Muchas gracias, Mari Carme. Un abrazo.

      1. Pues las preguntas sobre la vida real me ha surgido de tu texto: «Me entristece, además, esta obligada conducta mía. Sufro de infundados remordimientos. Ahora, por ejemplo, acabo de matar a un hombre honesto delante de sus hijos»
        – En barrios marginales, alguien tiene el papel de matón (quizá por una acción puntual de un día, quizá por miedo a ser el apaleado si no és «el fuere»…), y puede verse «obligado a esa conducta», a demostrar que es el malo, quizá sin querer serlo, quizá sin quitarse miradas «de espanto» de su mente.
        En cada lector, has proyectado una película con tu relato. Aquí tienes esbozos de la mía.
        Records!
        MCarme.

          1. Enrique Mochón Romera

            Pues qué profundo lo que dices. Y estoy completamente de acuerdo contigo. Hasta diría que casi cualquiera de nosotros ha reaccionado como no deseaba ante una situación en la que las circunstancias lo han «obligado» a ello. Me gusta proponer algo siempre que escribo, aunque se trate de humoradas, pero vuestras reacciones suelen ir más allá de mi intención y, como en este caso, enriquecen el texto. Records, Mari Carme.

  8. Yo creo que cada vez se busca más el perdedor, el antihéroe, que se huye de personajes estereotipados como el que tan bien reflejas en tu micro. Nadie es siempre malo o siempre bueno, sino que el relato, también la vida, te conduce por intrincados vericuetos que te hacen comportarte de una manera u otra. Todos somos esclavos de nuestra filias y nuestras fobias que nos llevan a actuar de determinadas maneras en determinados momentos. Pero tu malo es cierto, existe, y a veces despierta en el lector/espectador una insólita ternura.
    Mucha suerte Enrique!!
    Abrzsss!

    1. Enrique Mochón Romera

      Totalmente de acuerdo contigo, Juancho. Nuestra conducta es el resultado de muchos condicionantes, a veces de fuerza opuesta, y si al escribir nos miramos por dentro es inevitable que los personajes salgan también de ese modo. Otra cosa es plantearse una historia con malos y buenos en estado puro, que también tiene su interés, pero que podría llevarnos casi inevitablemente al terreno de lo fantástico. Muchas gracias por todo y un abrazo.

    1. Enrique Mochón Romera

      Muchas gracias, María. Es lo que he intentado, ver la realidad desde su situación. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.

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