57. El miedo es el mensaje (Javier Igarreta)
Su prestigio en el ámbito del diseño publicitario era indiscutible. Sin embargo algunos colegas le achacaban una falta del aire canalla, tan característico de las tendencias en boga. En un rasgo de generosidad, lo atribuían a su talante bonachón. Él se mantenía al margen, aunque consciente de haber llegado a un punto de inflexión. Cada vez añoraba más sus comienzos y necesitaba rememorarlos. Entonces se entregaba a la pura inercia de dibujar, y sin ningún planteamiento previo se dejaba llevar. Su mano se movía sobre el papel a merced de impulsos aleatorios. Le encantaba cómo sutiles grafismos competían con rotundas sombras. El resultado era impredecible.
Pero aquella noche fue diferente. Una fuerza desconocida guiaba su mano y con trazos violentos y amenazantes dibujaba poco a poco el perfil de algo siniestro. Sintió miedo. A duras penas pudo parar, arrancó la hoja, la hizo añicos y los bajó al contenedor.
Regresó a casa sin mirar atrás. Le costó relajarse y conciliar el sueño. De madrugada, le despertó el inusual ajetreo callejero. Al parecer, un coche patrulla había detectado algo al pasar. Alumbrados por las linternas, los perros rebuscaban como posesos en torno a la basura. Nadie sabía qué.
En términos surrealistas, e incluso en parapsicología, se habla de la escritura automática, algo tan sencillo y misterioso como dejarse llevar a ver qué aparece, equivalente a la habilidad de tu protagonista, pero en versión pictórica. Lo inquietante es que lo suyo parece más bien el instrumento de algo maligno que quiere tomar forma a partir de su habilidad innata, que utiliza como instrumento necesario. No sabemos de qué se trata, en ello, precisamente, reside el mensaje de miedo que transmite hábilmente el relato; nada concreto, se queda en sensación, suficiente para que el cerebro de cada uno imagine a voluntad. Con lo bonachón que aparentaba ser este personaje.
Un abrazo y suerte, Javier
Muchas gracias por comentar, Ángel. Tus palabras siempre me sirven de acicate para seguir. Un fuerte abrazo.