13. EL MUNDO, EL DEMONIO Y LA CARNE (Paloma C.)
¡El demonio se está comiendo al padre Casto! Gritaba desaforada Maripi corriendo por la nave de la iglesia.
Sucedió el día anterior a nuestra primera comunión. Habíamos acudido allí desde el colegio para el ensayo general y en un momento dado, la profesora que nos acompañaba desapareció dejándonos solas. Nos quedamos esperando al cura modositas y cuchicheando por lo bajo, ya que además de encontrarnos en lugar sagrado, el padre Casto tenía malas pulgas. Era un hombre serio, alto y enjuto que iba a ser el encargado de darnos nuestra primera hostia. De repente, la cortinilla de un confesionario comenzó a agitarse a la vez que de él salían gemidos que parecían procedentes del inframundo. Todas callamos asustadas hasta que Maripi, siempre tan temeraria, se aproximó a husmear. Al levantar la cortinilla, encontró a un demonio con aspecto de mujer sentado a horcajadas sobre el cura y con la cabeza sobre su cuello mientras él gemía derrotado por el mal.
Nos levantamos con un revuelo gallináceo y salimos de estampida para buscar a nuestra profesora. Cuando regresamos, el diablo había desaparecido y el padre vino a recibirnos recomponiéndose las vestiduras e imponiéndonos silencio con el índice en los labios.
Qué mala es la desinformación y cuánta necesidad puede ocultarse bajo una capa de hipocresía y solemnidad.
Un relato ante todo divertido, que también muestra que a veces las cosas sí son lo que parecen, pero cada uno ve lo que quiere o lo que puede, hasta donde le llegan las entendederas.
Un abrazo y suerte, Paloma
Gracias Ángel. Cada uno ve lo que quiere ver según su mentalidad y esta historia está basada en hechos reales, je,je.
Vaya demonio quien devora al «pobre» cura que gime sufriendo los embates de la carne, seguro que rezando se recompondrá para volver a ser el de antes y las chicas deberán guardar voto de silencio que no deberá salir de los muros circundantes. Excelente relato Paloma. Un abrazo y suerte.
Gracias Moli, el voto de silencio no se cumplió del todo y llegó a mis castos oídos.
Qué gracioso, Paloma. Desde el principio se intuye cuál puede ser la verdadera situación, pero es divertido verla con los ojos de las niñas. Gracias por haberme puesto una sonrisa tan de buena mañana y enhorabuena.
Me alegro de que te haya hecho sonreír, era lo que pretendía y si lo he conseguido me doy por muy satisfecha. Gracias por tu comentario, Ana
Lo siento, pero hay un gusto generalizado por lo feo, desagradable y repugnante que para mi es incomprensible.
Gracias por leer y comentar, Diego, siento que te haya parecido repugnante.
Las apariencias cuando la mirada es inocente no es que engañen, es que el discernimiento no permite ver la escena en su significado. Seguro que estas niñas, aunque no lo hayan entendido ahora, guardarán en su memoria lo que han visto y lo descifrarán con los años, porque ya se dice que todo se sabe…
Divertido texto.
Un abrazo.
Gracias Manoli por tu comentario. Así es, las niñas se darán cuenta de lo que han visto y lo contarán, aunque no siempre habrá alguien que no lo crea.
Qué historia tan bien contada. Qué título tan bien puesto.
Me puedo imaginar perfectamente el grupito de niñas escuchando y susurrando, hasta que la más valiente o curiosa, abrió la cortina y descubrió que una demonia estaba dentro del confesionario y que «el padre Casto»-pobrecito- se quejaba.
El final con ese revuelo gallináceo es genial. Te felicito. Nos leemos.
Menos mal que el padre era «Casto», si no, no me imagino cómo hubiera terminado todo… Obviamente que lo digo en chiste, con ironía, porque no le hizo honor a su nombre el cura, precisamente…
Lo que más me gustó del micro es la narradora; es cómo pone en palabras fantásticas (gárgola) una realidad que no puede comprender ni imaginar, pero a la que necesita sí o sí ponerle un nombre…
Aunque fue un susto para las nenas, me resultó muy divertido su vuelo gallináceo… Apuesto a que ninguna nunca olvidará el ensayo a su primera comunión…
Muy buen micro, Paloma, me encantó.
Besos😘😘😇😇