43. EL NACIMIENTO
No había establo o pajar, era una playa cualquiera del Mediterráneo o Canarias. Como telón de fondo una barca agrietada, arena y cadáveres hinchados como nubes de invierno. No había ovejas ni pastorcillos, tan solo voluntarios con botes de suero, jeringuillas, fonendos y rojas cruces en sus chaquetas. No había estrella de Belén, sino focos cegadores, aullidos de sirenas y patrullas. No había Magos de Oriente, sino tres gendarmes de brazos cruzados y caras de poca sabiduría. No había mirra, oro e incienso, sino revólveres, perros, esposas metálicas. No había carpinteros ni vírgenes, sino una pareja de piel alquitranada y gruesos labios carcomidos por el salitre. Arrodillada en la arena, la joven Mariám susurraba plegarias al fruto de su vientre, mientras Yusuf, confuso y harapiento, la abrazaba por los hombros.
Por unos instantes, en aquel Portal improvisado se hizo el silencio absoluto, tan solo los bramidos del mar osaban transgredir esa quietud de natividad agonizante. Hasta que de improviso al niño, Mesías de ébano anónimo, se le escapó una risa celestial. Miró a su alrededor dulcemente y estiró los brazos en un escorzo casi imposible para bendecir al mundo, una vez más, y arrancarlo de su contagiosa e intolerable indiferencia.
Incluso bajo las peores condiciones, a pesar de los pesares, la vida sabe abrirse paso y lanzar una estrella de esperanza cuando parece que la oscuridad se adueña de todo.
Un relato en el que late el verdadero espíritu navideño sobre las dos últimas palabras: «intolerable indiferencia», con clara llamada a la historia, leyenda o fe que todos podamos tener.
Un abrazo y suerte, Ignacio
Ignacio, a Europa le hace falta muchos relatos como el tuyo para que nos recuerden constantemente el mundo en el que vivimos, mejor dicho, en el que viven muchísimas personas que solo buscan una vida más digna. Toda una gran metáfora tu micro. Te felicito.
Nos leemos
Ignacio, muchas gracias por escribir este maravilloso microcuento de Navidad del siglo XXI. No imaginas las veces en que, cuando alguien habla del espíritu navideño, yo no puedo dejar de pensar en la personas que, como tus protagonistas, intentan buscar una vida digna.
Gracias otra vez por esta dosis de realidad y mucha suerte.
Ignacio es precioso, muchas felicidades. Es un relato sensible pero no sensiblero, realista pero a la vez mágico. Me parece de gran maestría tratar un tema tan complejo y doloroso de una manera tan bella. Un micro sublime. Felicidades y mucha suerte
Me ha encantado Ignacio como trasladas el tradicional belén a hechos desgraciadamente actuales. Puede haber belenes en muchos lugares y situaciones. Bien contado. ¡Enhorabuena!
Saludos
La antinavidad, la crueldad y la realidad en la cara y un portal de no belén par reflexionar, buenas imágene y duro mensaje. Dan igual las bendiciines, saludos Ignacio, suerte
Una navidad desacostumbrada y de otro color: de ébano, cruelmente bella, que habla de realidades que, por mucho oropel que quiera taparlas, aún existen en pleno siglo veintiuno. La risa celestial del niño de ébano, gracias a Dios, nos devuelve la esperanza.
Un micro precioso, Ignacio; me encantó. Besos😘😘😇😇