17. EL PESO DE LA AMISTAD (Salvador Esteve)
Cuatro amigos, cuatro columnas que aguantaban una estructura sólida de amistad sin fisuras, cuatro aventureros. Pero un viaje en globo sin experiencia era toda una osadía. El viento, aliado de la muerte, nos arrastraba hacia el vasto océano. La aeronave descendía metro a metro, la espesa niebla nublaba la cercanía del impacto. Habíamos tirado todo el lastre posible sin éxito. Pablo comentó, medio en broma, que uno de nosotros tendría que saltar, sacrificarse para salvar al grupo. Cada minuto que pasaba la broma se convertía en certeza. Intentaba vislumbrar algún claro, cuando al volver la cabeza vi a mis tres mejores amigos mirándome fijamente y avanzando hacia mí; el sentimiento de amistad se precipitó al vacío para jamás regresar. Pero mi mente apaciguó mi corazón, no me habían escogido por falta de afinidad o aprecio, la culpa la tenían mis 130 kilos de peso, y por tanto había sido una elección física, matemática, y no afectiva. El golpe contra la cubierta fue brutal, oí crujir mis costillas.
Mientras el carguero ecuatoriano “Pishco Pipón” surcaba los mares con 130 kilos más de carga, pude ver cómo el globo se alejaba y seguía descendiendo. Pensé en mi amigo Segundo, pesaba 110 kilos.
El exceso de kilos, en casos como el que nos relatas, no son buenos ni para los demás…
Salvador, aunque el mensaje sea triste, has escrito un micro muy divertido.
Felicidades, a mí me ha gustado.
Un abrazo.
He intentado poner en tela de juicio la amistad sirviéndome del peso y la gravedad en un tono ligero e ironizando sobre el sentimiento. Me alegra mucho que te haya divertido, Rosy. Abrazos.
Como bien ha expresado Rosy, estamos ante un verdadero drama, una situación límite resuelta de la forma más práctica y pragmática posible, con una solución que podría denominarse mal menor; sin embargo, el trasfondo y los detalles hacen que se trate de un episodio jocoso. Con lo inmenso que es el océano y el pobre tuvo que ir a parar a un carguero. Pese a todo, parece que ha sobrevivido, lo que nadie podrá sanar nunca serán las dudas acerca de la lealtad de sus amigos.
Un abrazo y suerte, Salvador
La amistad en la bonanza emocional de la vida es fácil, pero en las penalidades y en los momentos críticos, como la situación del relato, surgen los verdaderos sentimientos, siempre con el atenuante de nuestras debilidades como humanos. Muchas gracias por tus siempre acertadísimos comentarios, Ángel. Abrazos y suerte también para ti.
Salvador yo también he volado en globo y aunque era a menos altura el dia era esplendido y debajo no estaba el Oceano sino las Lagunas de Ruidera , puedo asegurarte que comprendo el miedo a caer de estos amigos.
La decisión aunque trágica acertada. El desenlace para el elegido mejor que para los otros.
Al fin me has sacado una sonrisa. Gracias y mucha suerte. Un abrazo.
Pues creo que yo no me atrevería a subir nunca, el miedo derrota por KO a la curiosidad. Muchas gracias, Virtudes, por tus palabras y por tu sonrisa. Abrazos.
Hola, Salvador.
Es un drama, pero tiene su punto cómico. El exceso de peso (y ya se hartan de repetírnosolo en todas partes) no es bueno ni para uno y ahora veo que tampoco para los demás. Es una posibilidad que no había contemplado.
Una apuesta que deja una sonrisilla en la boca.
Besos y suerte.
Más que un exceso de peso en el globo había un exceso de deslealtad, jajaja. Muchas gracias por tu visita, Towanda. Abrazos.
Difícil convivencia entre amistad y supervivencia.
Has contado magníficamente una buena historia, Salvador. La amistad bajo una situación extrema que lleva a tomar una decisión fría y calculada. Me ha gustado especialmente cómo la has resuelto, con ese carguero providencial que evita su caída al mar y seguramente aliviará las conciencias de sus ya no tan amigos.
Un relato original y muy bien llevado. Enhorabuena.
Un abrazo.
Si hubiese querido explicar el relato no podría haberlo hecho de forma más acertada. Simplemente, añadir que he pretendido dar un tono jocoso e irónico, también en el título, sobre la reflexión de los valores que definen la amistad. Muchas gracias por tus palabras y tu visita, Antonio. Abrazos.
El sabor de tu ingeniosísimo relato es agridulce. Me pregunto cómo reaccionaríamos muchos de nosotros ante una situación límite como la que tan bien nos cuentas. Creo que el miedo a la muerte puede hacer flaquear muchos sentimientos que creemos sólidos. Muy bien conseguido ese punto de humor jugando con los kilos de los protagonistas. Me ha gustado mucho, Salvador. Felicidades y suerte.
Estoy de acuerdo con tu apreciación, no sabemos realmente cómo actuaríamos en situaciones extremas. La amistad, el miedo y el instinto se interrelacionarían hacia direcciones no previsibles. Muchas gracias por tus palabras, Juana. Abrazos y suerte también para ti.
Tu relato, Salvador, me ha sugerido muchas cosas, pero quizás la principal sea que, en situaciones críticas, no hay amigos de verdad, de los que se sacrifiquen por el otro. En nuestros tiempos, vertiginosos y deshumanizados, este hecho es más acusado, pienso yo (y te lo dice una persona optimista…).
Un fuerte abrazo y suerte.
Pienso como tú, pero vamos a intentar ser generosos con este sentimiento y a darle un voto de confianza. Muchas gracias por tu comentario, María José y suerte a ti también. Abrazos.
Tu risa, amigo Juan, me hace pensar que has visualizado el relato con la ironía que pretendía imprimir al texto. Muchas gracias por tu visita. Abrazos.
Divertido giro el de la suerte de la víctima. Y mejor aún el final abierto!! Enhorabuena!!
Muchas gracias por tu comentario, me alegra mucho que te haya parecido divertido. Abrazos, Alberto.
Me gusta mucho la forma discendida que has elegido para contarnos algo tan terrible como la decisión del sacrificio, en un momento trascendente.
Saludos y suerte.
Después del esfuerzo emocional del texto anterior me apetecía escribir un relato ligero, aderezado con unas gotas de ironía y sal marina. Muchas gracias, María Jesús, por tus palabras. Abrazos.
Una aventura de peso. Una amistad pesada. Un relato ligero y fresco. Me gusta tu idea, como la has ido narrando, haciéndonos participes de la historia. Te ves en ese globo y en esa caída hasta el carguero y hasta escuchas ese crujir que duele.
Un final redondo como su protagonista.
Un abrazo Salvador. Suerte.
Muy acertado tu análisis; el peso en diferentes acepciones, gravitacional, el peso de la amistad y el peso de la suerte en nuestra vida. Muchas gracias por tus amables palabras, Mª Belén. Abrazos.
Un microrrelato de lo más visual a mitad de camino entre lo dramático y lo humorístico. Un micro muy dinámico, que involucra los sentidos y con una creciente tensión dramática en torno al sentimiento tan complicado de la amistad, dentro de una trama sorprendente y nada previsible en su desenlace, abierto y muy hilarante también. Palabras sencillas pero cargadas de significado. Me parece que cumple con todas las condiciones o exigencias del mejor microrrelato. Enhorabuena. Un abrazo.
He intentado que la tensión narrativa fuese directamente proporcional al descenso del globo, del cuerpo y de la amistad. Me alegra mucho que te haya gustado. Muchas gracias por tu visita y palabras, Eduardo. Abrazos.
Libreme Dios de mis amigos que de mis enemigos ya me libraré yo, conocerás a tus amigos en las desgracias y, bueno, todo eso que se dice y que por algo se dice.
Tu cuento tiene su toque trágico y su toque cómico. Lo bonito del caso es que dejas a los lectores con una sonrisa al acabar y eso está genial, me ha gustado mucho!!!
En los momentos críticos es cuando se conoce en realidad la limpieza de la amistad. En este caso, naturalmente, tenemos que añadir el instinto de supervivencia como atenuante a los hechos. Muchas gracias por tus palabras, Silvia. Abrazos.
Dios quiera que la vida nunca nos ponga en ese dilema de tener que tomar una decisión tan difícil. Después de todo, tu hombre, el de mayor peso salió mejor parado o eso parece, que el siguiente. La vida tiene esas cosas y viene bien ese refrán que dice «quién ríe el último ríe mejor» aunque realmente este relato que pudiera provocar risa es bien triste en ese aspecto del interés y del ego.
Es un relato muy pero que muy original y nos ha gustado mucho leerlo.
Gracias por eso, por hacernos pasar un rato agradable.
Feliz tarde y como siempre digo, feliz vida.
De eso se trataba, Mercedes, de sacarle una sonrisa al lector y, a la vez, una pequeña reflexión. Todo lo que ahora creemos que haríamos en una situación parecida no nos sirve de nada, la mente tiene decisiones imprevisibles ante la vida cuando la muerte acecha. Muchas gracias por tus palabras y visita. Abrazos.
No sé si se trata de humor negro, gris marengo o fino, muy fino. Si me gusta más el principio, el final o la miga. ¡Lo que sí sé es que no me subo a un globo en la vida!
Más bien, tragicomedia tipo humor amarillo, Edita, jajaja. Muchas gracias por tu comentario. Y estoy contigo, ¡ni en sueños me subo en un globo!
Ingenioso, con altas cotas de brillantez.
8’5. Notable alto.
Feliz con esta nota; podré seguir becado en esta universidad de la palabra. Muchas gracias, profe. Abrazos.
Divertido y original. No quiero pensar en la suerte que corrió el segundo amigo…
Un abrazo
Me alegra mucho que te haya parecido divertido, Blanca. Mucho me temo que este viaje esté predestinado a sopesar la amistad de los amigos. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Hola, Salvador. Me gusta tu relato, se mezclan comedia y drama por igual. No sé yo si esos amigos le daban mucho valor a su amistad, me pregunto qué suerte correría el de 110 kilos.
Un abrazo.
Tengo la impresión de que caer sobre otro carguero sobrepasa estadísticamente la suerte, Inés. Muchas gracias por tu visita. Abrazos.
Hola Salvador. Estupendo relato, que no queda exento de ciertos tintes dramáticos, y desde el cual podemos establecer muchas cuestiones. ¿Qué nos planteamos en cuanto se pone en juego nuestra supervivencia? ¿De qué manera afecta el peso de la amistad a nuestras relaciones?
Me parece genial y de mucho nivel la propuesta que nos dejas.
Abrazos,
Ton.
Gravitando en la ironía del relato subyace esa pequeña reflexión que tú apuntas, Ton. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Jeje, mira que me arrancaste una sonrisa ya con el peso de la amistad, su compresión, y el «descoloque» que sufro con la palabra cubierta, ¿pero dónde ha caído? Un alivio encontrar la respuesta en el último párrafo, y otra sonrisa con Segundo. Suerte, aunque el humor suele estar «penalizado».
Si empieza y acaba con una sonrisa, objetivo cumplido, Ximens. Tal vez sea cierta tu observación, pero siempre nos quedará el disfrute de su escritura. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Bueno, creo qe ya sabes mi veredicto sobre este relato ¿¿¿no???
Faltaría más, Lorenzo, no tengo ninguna duda de que te ha gustado, jajaja. Gracias por tu visita. Abrazos.
No es fácil aunar drama y comedia, pero por lo visto, todavía es más difícil que la amistad salga a flote cuando todo se hunde. Bien puesto ese dedo en la llaga, Salvador.
Saludos cordiales.
La intención era hilar tragedia y amistad ironizando sobre este sentimiento ante una situación límite. Me alegro si mínimamente lo he conseguido. Muchas gracias por tus palabras, Carles. Abrazos.
Realmente, tendríamos que vernos en una tesitura semejante para conocer nuestra reacción. Tal vez nos sorprenderíamos en una u otra dirección. Muchas gracias por tus palabras y visita. Abrazos, Ana.
Salvador, casi siempre que termino de leer relatos como éste, que te quedó buenísimo, también, como siempre… me pregunto si es pura imaginación o de verdad pasó o es una historia que alguien contó y que el escritor recoge… En fin. Esto de la escritura de ficción todavía es para mi un gran misterio… ya he experimentado el milagro de los dedos escribiendo casi solos lo que «alguien» les dicta… pero yo aún me aferro a la realidad. Cuéntame por favor si este texto tuyo es o no puritita fantasía. Gracias y ¡felicidades!
El germen de un relato siempre se me reproduce como un flash mental. Una escena, una frase, un comentario, desencadena el impulso de escribir. Concretamente, el embrión de este relato lo escribí hace años a partir de una lectura de una revista de lógica. La premisa era que un globo descendía irremediablemente. De los distintos pasajeros, un cura, un médico, un niño, una mujer, etc., uno se tenía que sacrificar para salvar al resto. La pregunta encierra controversia ética, pero la respuesta, desde el punto de vista de la lógica, era que tenía que saltar el de mayor peso. Este germen, guardado en el cajón de los recuerdos, esperaba ser rescatado por ENTC y el océano. Muchas gracias por tu visita y tus palabras. Abrazos.
Gran relato sin duda, Salvador. Con este tono desenfadado y lleno de humor has plasmado una situación muy seria. Se dice que nunca se sabe lo buenos o valientes que somos en realidad hasta que nos nos vemos sometidos a una verdadera presión. Estupenda por otro lado la broma del nombre de ese amigo de 110 kilos.
Enhorabuena y suerte.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo, en situaciones límite la mente racional da un paso atrás y los instintos emergen. Muchas gracias por tus palabras, Enrique. Abrazos.
Quizás por ser un relato me ha parecido divertido. Con la amistado como con el amor, nunc se sabe.
Abrazos de verano y mucha suerte.
Así es, María, el amor y la amistad abren el abanico de posibilidades en nuestro comportamiento emocional. Muchas gracias por tu comentario y visita. Abrazos.