Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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65. El sillón

A lo largo de mi vida, había plantado un árbol, tenía hijos, solo me faltaba escribir un libro. Era mi asignatura pendiente. Lo podía escribir, de mis memorias, recuerdos, también puedo escribir una novela de ficción, un best seller, una policiaca o negra como la llaman ahora. Pongo en marcha el ordenador y tecleo. Mejor hago un borrador, como antaño, papel, lápiz y una goma para borrar. Junto a la ventana, en un lugar apartado del salón, permanece mi sillón orejero. En él escribiré, lo arrastro, lo coloco frente a la mesa.

¡Cuánto pesa! La tapicería está muy gastada y desteñido el color. Guardián de mis vivencias, buenas y malas e incluso guarda escenas de amor, caricias, besos y alguna que otra lágrima.

-¿Cómo lo he abandonado tanto? Lo tenía que haber llevado al tapicero.

Al moverlo se ha desencolado. Está para pegar. No tengo pegamento. Iré a comprar.

Cuando vuelvo, mi casa está completamente vacía, han entrado los ladrones a robar, se lo han llevado todo. Solo me han dejado, mi sillón orejero.

Mi novela, será de detectives, de intrigas. Ya tiene un título, un argumento, me falta el final. Y les pregunto ¿Por qué me dejaron el sillón?

1 Response

  1. J u a n P é r e z

    Me gusta muchísimo el comienzo (¡esa frase clásica, siempre he creído en ella!)
    Los tontos de los rateros se dejaron lo que más valor tiene-y así lo da a conocer la escritora con su soliloquio-pero no supieron verlo y con ello respondo a tu pregunta retórica. Existe en el final esperanza a raudales, porque el talismán del sillón es La Puerta de Crecimiento.
    ¡¡¡¡Saludos Filosóficos!!!!