31. EL TIEMPO DETENIDO (Rosalía Guerrero Jordán)
Sus golpes ya no le hacían daño, ni sus amenazas podían intimidarla. Tampoco los insultos y los gritos con los que a veces él la envolvía la amedrentaban ya. En esos momentos respiraba hondo y cerraba los ojos. Justo entonces, inmovilizaba las manecillas de su reloj y el tiempo quedaba detenido mientras ella abandonaba la escena en busca de un tiempo y un lugar más felices.
No siempre había sido así. De niña corría a esconderse debajo de la cama hasta que la tormenta provocada por papá amainaba. Cuando, por su décimo cumpleaños, le regalaron un reloj, descubrió que podía manejar el tiempo a su antojo para escapar.
El día en que desapareció, su marido quedó desolado. Tanto, que ni siquiera se sorprendió de que en el calendario de la cocina fuera abril de 1985. Justo antes de que sus vidas se cruzaran por primera vez.
Un relato en el que la fantasía, como fórmula de escape, se interpone a una realidad demasiado sórdida, con relojes mágicos y un tiempo moldeable como recurso frente a la barbarie.
Una historia que demuestra que la imaginación y la literatura son la mejor evasión.
Un saludo y suerte, Rosalía
Muchas gracias por tus palabras, Ángel. Ojalá tener un reloj mágico para detener y acelerar el tiempo, y trasladarnos a cualquier otra época.
Un abrazo.