Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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30. PENDENCIAS VENIALES (Toribios)

Julio vino a casa y desplegó sobre la mesa del comedor aquella manta de terciopelo negro con la solemnidad de un oficiante. En sus entrañas dormían agazapados los relojes, que comenzaron con sus tictacs vivaces en cuanto se vieron sorprendidos. Mis padres me instaban a elegir y yo tardaba en decidirme. Al final me convencieron para quedarme con uno dorado de pulsera extensible, con números que refulgían en la oscuridad. Los primeros días sentía  en la muñeca  un peso extraño. Pero lo malo fue cuando mi hermano, siempre tan caprichoso, empezó a obsesionarse. Al principio era su mirada muda a todas horas. Luego su acoso y, por fin, el robo del objeto de deseo. Tuve que decir a mis padres que lo había perdido, porque ellos no soportan que les hable de la existencia de Narciso. Volví a depender de la hora de los viandantes y de las campanadas de la torre. A veces me despierto en plena noche y veo el verde resplandor de la esfera flotar en el espacio. Es mi hermano que celebra su triunfo. Confío en que se canse y lleguemos a un pacto. En el fondo somos buenos amigos.

11 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Todos tenemos algo oculto, muy nuestro, que no contamos para que no nos tomen por locos, o porque nadie lo entendería. Los amigos invisibles son frecuentes, pero mucho menos de lo que se confiesa. Tu protagonista tiene razones fundadas para no decírselo a sus padres, aunque nosotros, lectores, tenemos el privilegio de conocer su secreto.
    Un abrazo y suerte, Antonio

  2. Aurora

    Antonio,
    Muy bien cerrado con ese título, seguro que terminará perdonando a Narciso. Hermanos, amigos y un reloj que siempre pueden compartir, aunque uno de ellos seguro que lo podrá «lucir» más que el otro.
    Abrazos

  3. Isabel Cristina

    Antonio,
    Tu historia me parece preciosa y original, aunque me deja con alguna duda. ¿Amigo-hermano invisible? y si no fuera suficiente con eso, se llama Narciso. Muy llena de historias para seguir contando

  4. Javier Arroyo

    Excelente historia. Y ese Narciso lleva a múltiples interpretaciones. A mi incluso me hace pensar en alguien real, en un amor prohibido, demasiado posesivo, por eso los padres no lo soportan, aunque sea más obvia otra razón…

    Mucha suerte y saludos.

  5. Hola Antonio. Ese Narciso está muy arraigado dentro de tu protagonista. Es verdad que los egos se instalan tan adentro de nosotros que podemos oír como nos hablan para tener presencia tangible.
    Ese reloj, no sabemos donde anda, pero no sería raro encontrarlo en algún sitio no tan escondido si se busca de verdad porque a los egos, además de saber imponerse les gusta ser reconocidos. Un abrazo, Antonio. Tu relato también tiene algo de filosofía y mucho de psicología. Feliz día.

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