38. El tratamiento (Jerónimo Hernández de Castro)
La persiana está aún bajada y la habitación ya bulle como cada mañana. Un griterío de voces altisonantes, ahogadas y contradictorias resuena contra el techo invadiéndolo todo. Ella no quiere verlo, sentada en la cama con los ojos tapados, mientras se repite que debe ignorarlas digan lo que digan.
Son instantes eternos hasta la llegada de su madre que, después de un beso fugaz, ya ni siquiera pregunta si hoy también, y acciona el pulverizador que perfuma la alcoba con la fragancia dulzona de las peluquerías.
Una nube de minúsculos paracaidistas desciende con lentitud y atrapa, uno por uno, a todos los tenaces oradores que regresan así al interior de su cerebro, donde permanecerán callados a la espera de la medicación, ingrediente principal del desayuno.
Cuando estén listas, en el descansillo camino de la calle saludarán como todos los días a la atenta vecina, que ignora lo sucedido a tan escasa distancia de su puerta; y volverá a preguntarse en un susurro cada vez más audible, por qué la hija va siempre con esos pelos de loca.
La realidad se percibe de muy distintas maneras, todo depende de la mente de cada cual, A partir de ahí, todos jugamos un papel, cada uno el suyo, en ese escenario que es la vida diaria.
Sensible, posible y muy bien contado.
Un abrazo, Jero. Suerte
Muchas gracias Ángel. Estoy convencido que cada uno de nosotros tenemos una cabeza distinta, una manera única de procesar, o al menos intentarlo, todo aquello que nos rodea. Cuando la enfermedad está de por medio y, como a la vecina, nos falta información, casi nunca podemos más que acercarnos a la verdad cotidiana. Un abrazo enorme
Hola,plasmas una espeluznante realidad. Uno no se imagina lo que bulle en la cabeza del prójimo.
Suerte
Muchas gracias Manuela. A veces nos quedamos en la laca de las cabezas ajenas, sin sospechar qué se oculta bajo nuestro pelo y el de los «peluqueros» que tenemos cerca. Un beso
Ante la falta de información o el desconocimiento, a veces, emitimos juicios inadecuados. Eso es lo que le ocurre a la vecina de la protagonista, ya que ignora la enfermedad que sufre la niña tras la puerta de al lado.
Buen micro, Jero. Mucha suerte.
Besos apretados.
Muchísimas gracias Pilar. Como se ha comentado que fácil es opinar de lo que no se conoce como la vecina. Me alegra mucho que te haya gustado. Un beso grande
Desde hace mucho tiempo sigo tu andadura televisiva, cuando supe, que tenías un blog con tus micros relatos, lo he buscado hasta encontrarlo. Enhorabuena buena Jero por tu buen hacer en la tele y, por tus magníficos micros.
Araceli Ruiz
Me gusta tanto que me lo voy a releer… para aprender algo.
Gracias.
Suerte no la necesitas.
Muchas gracias Luisa. Si después de leer el micro te apetece volverlo a leer es el mejor de los elogijos. Un beso enorme
Me ha gustado mucho.Te sigo en el programa que concursas y al oir lo de tus relatos decidí echarles un vistazo.Me ha encantado y cierto que tendemos a juzgar sin conocer.Una pena.Sigue escribiendo tan bien. BESOS.
Hola buenas tardes,
En estos momentos de confinamiento , te he descubierto por segunda vez , y estoy encantada de leerte .
Me gustaria poder mandar algun escrito mio, como lo puedo hacer .
Gracias ,me encanta todo el contenido que pones en tus relatos y lo que nos haces pensar
Lita