Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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50 El último silencio. (Alfonso Carabias)

Desde la complicidad que me ofrecen estas cuatro paredes me he vuelto coleccionista de instantes, y cuando la consciencia me lo permite, camino entre mis recuerdos, reviviendo en ellos tan intensamente como puedo, para luego conservarlos y clasificarlos cuidadosamente.

Por las mañanas, durante las sesiones de quimio, me reencuentro con la niñez entre los pliegues de mis cicatrices, y cojo prestada un poco de esa energía desbordada en mi alocada existencia.

A la hora de la comida me llega el olor intenso de los guisos en cazuelas de barro, el sabor de la leche fresca, y me envuelvo del amor que mi madre ponía en todo lo que hacía en esa vieja cocina que nos dio de comer.

Pero mentiría si negase que mis recuerdos contigo son mi mayor tesoro.

Con la edad, y cuando el final del camino está cerca, las palabras se vuelven vacías, y son los silencios los que de verdad importan. Y tú silencio al cogerme la mano me lo dice todo.

Se que prometimos amarnos para siempre, y que irse primero quizá sea lo más fácil. Solo espero que puedas perdonarme, y yo a cambio te prometo vivir para siempre en tus recuerdos.

12 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Tener una mano que acompaña en los últimos momentos es algo que no tiene precio. El final es inevitable, pero el calor de los más cercanos, los recuerdos y una sabiduría como la que destila tu personaje, son, dentro de la tristeza, elementos muy valiosos, tanto para él como para su compañera.
    Un saludo y suerte, Alfonso

  2. La muerte, pariente pobre de la vida, o tal vez la exiliada, o eso quisiéramos, sin embargo, es una dualidad tan real como la sombra y la luz, la alegría y la tristeza…y tantas otras cosas. Dicen que es una cuestión de educación y que en otros países la acogen con menos dolor. La aceptan y la integran.
    Es tan descorazonado, ver a tu protagonista intentando aceptar lo que no desea. Hasta pide disculpas por inflingir dolor. Se nota que quiere a la persona que tiene al lado, pues aún en esascircunstancias tan difíciles y dolorosas para él, sigue pensando en ella.
    Qué tengas un feliz día 1 de febrero. Gracias.

  3. Yo creo, Mercedes, que todos aceptamos la muerte como esa dualidad con la vida o como algo inherente a ella desde la distancia, dado que en algún momento despedimos algún ser querido.

    Otra cosa es cuando llama a nuestra puerta y somos conscientes de ello. En ese caso, no creo que nadie esté preparado para dar el paso. O al menos hay que tener valor para darlo.

    Saludos.

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