66. Embrujados
Cada noche observamos el cielo. Cuando pasa una estrella fugaz, mi hermano dice que es nuestra madre. Me jura que la vio volar desde la ventana mientras papá le daba impulso y que, antes de que se lo llevara la policía, le susurró al oído el secreto de mamá.
Cabe pensar en lo que está tristemente al cabo en todos los sucesos de hoy en día, y también en los asuntos de «El martillo de las brujas » de Kramer y Sprenger, pero ya que estamos en suelo patrio, diré que me recuerda al «Retrato de una bruja» de Castresana con tu micro traspasado a las jornadas actuales. ¡Bien ameno caramba!
Muchísimas gracias, Juan. El punto de vista de un niño no cambia lo ocurrido, pero da pie a la esperanza de salir adelante a través de la imaginación.
Un fuerte abrazo
Hay realidades demasiado duras para ser asimiladas, menos aún por un niño. Por suerte, la mente tiene mecanismos para suavizar lo intragable y seguir viviendo.
Un relato que combina de forma efectiva tristeza, tragedia y poesía.
Un abrazo, Francisco Javier
Muchas gracias Ángel por tus comentarios. Como dices, benditos mecanismos.
Un fuerte abrazo
La mirada inocente de esos niños, un embrujo eficaz, una defensa innata contra ese horror que han vivido, viven y nos cuenta esta historia, Javier. ¡Genial!
Abrazo
Muchísimas gracias por tu comentario, Aurora.
Afortunadamente tienen ese medio de protección estos pequeños.
Un fuerte abrazo