18 En el espectro
Que no me mueva, que no grite, que no me meta las manos en la boca, que no haga esos gestos bruscos, que mire a los ojos, que responda cuando me hablen, que atienda, que utilice las fórmulas de cortesía, que no corra, que pruebe todo lo que me ponen por delante, que juegue con los otros, que no me quite la ropa, que sea más flexible, que no me muerda el pelo, que empatice, que no llore sin sentido, que comparta, que no me tire por el suelo…
Que lea; que no lea tanto,
que ordene; que no ordene tanto,
que me lave; que no me lave tanto,
que hable; que no chille tanto…
¿De verdad soy yo el erróneo?
Si la sociedad es el ataúd en el que te clavan mientras vives, yo bailo sobre mi tumba.
Somos seres sociales y vivimos en sociedad, pero nunca se puede agradar a todo el mundo.
Un relato que plasma el difícil equilibrio entre la propia libertad y los límites impuestos desde fuera.
Un saludo y suerte, Susana
A las personas en el espectro autista se les exige todo… Y si somos «los otros» los equivocados? Muchas gracias, Ángel!