Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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15. En el fondo del ojo

Me pediste que escribiera sobre mi episodio, ahora que ha pasado cierto tiempo. Que contara cómo llegué hasta el destello plateado que brotó en el interior de mi cabeza. De cómo logré entrar allí, asirme a él y flotar. Y sentirme libre de dolores. Libre de voces. Libre de daño. Preso de inexistencia.

En flashes deshilvanados te sentí indagando dentro de esa maraña mía, más allá del fondo de mi ojo. Me miraste tan de cerca que conociste a todas mis rumiaciones, voces malévolas, visiones ponzoñosas,… y un largo etcétera de inquilinos indeseables.

Lloraba sin límite, como un bebé, cuando las palabras se me esfumaban. Tú me dejabas espacio y me explicabas que, por dentro era todo como un cubo de Rubik, lleno de colores desteñidos y desordenados, que tenían que recuadrarse y repintarse.

Entonces no entendía nada. Mi cerebro seguía deslizándose libre, obnubilado con la estela de plata.

Pero me miraste y te miré. Más allá del fondo de nuestros ojos. Y confié en ti y en el proceso.

Y salí de allí, de donde solo regresan unos pocos.

Todavía hoy no sé ponerle nombre. Aunque, como me dijiste el primer día, no hay prisa.

9 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    El cerebro, esa maravilla de la evolución, hecho de materia orgánica, complejo y lleno de ramificaciones, está entroncado con algo no menos complejo y no material, pero igualmente presente y aún más misterioso: el pensamiento, el espíritu o, si se quiere, el alma. Nunca está del todo claro cuál es el que primero funciona mal y arrastra al otro, pero ambos están en íntima conexión, como tu protagonista con alguien que le ha ayudado a salir de un bache del que, por si sola (o solo), no conseguía zafarse. Uno mismo puede ser su peor enemigo cuando algo se rompe por dentro, en un sentido figurado que también es muy real. Lo has descrito muy bien, de forma efectiva y, dentro del drama, que lo es, hermosa. Se le podría poner un nombre: depresión, pero, efectivamente, no hay prisa
    Un relato en el que la superación y el agradecimiento son dos personajes más.
    Un abrazo y suerte, Esperanza

    1. María Requena

      Entiendo que es un paciente y su terapeuta ¿no? O así me ha llegado. Te digo que siendo del gremio has descrito un proceso terapéutico de una manera preciosa. Muy hermosa. Tan bonita que me dan muchas ganas de compartirlo, con tu permiso, entre mis compañeros. Muy original, esas miradas tan profundas entre pacientes y terapeutas que tienen tantas historias que contar.
      Muchas gracias. Mucha suerte.
      Un abrazo.

      1. Esperanza Tirado Jiménez

        Efectivamente, se trata de un (o una, nunca sé si es un él o una ella, es raro) paciente con una enfermedad mental (o eso intentaba reflejar) y el médico especialista que lo trata.

        Que alguien de esta profesión tan difícil y tan necesaria me lea y me diga lo que me has dicho es más que un premio ♥ ♥ ♥

        Mil Gracias ^_^

        Por supuesto que puedes compartirlo (si eso no va contra las reglas ENTCianas, que creo que no)

        Un abrazo María

    2. Esperanza Tirado Jiménez

      Lo has analizado al detalle y has acertado al 100 x 100 Ángel.

      El diagnóstico iría un poco más allá. Según leí, buscando información sobre mirar a los ojos, me encontré con que examinando el fondo del ojo se pueden diagnosticar ciertas enfermedades como la esquizofrenia.
      Y tiré del hilo y me encontré aquí, con este personaje y su terapeuta, intentando remar hacia la vida ‘normal’.

      Gracias Angel.
      Y Mucha Suerte para tí ♣

  2. Rosalía Guerrero

    Cuán importante es la empatía en un proceso terapéutico, ese dejar espacio y saber mirar más allá del fondo del ojo, al lugar donde reside lo que somos. Lo has reflejado de una forma preciosa, con esa imagen impactante del cubo de Rubik y esos destellos plateados.
    Un visión de la locura muy literaria.
    Un abrazo y suerte.

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Además de dar diagnósticos hay que escuchar.
      Y escucharse. Que no lo solemos hacer. Que en este mundo de prisas (‘de locos’ iba a decir…) vamos a veces con el piloto automático, cumpliendo objetivos y horarios. Y en ocasiones, por correr tanto, nos caemos y nos desbaratamos cuando ya el precipicio está ahí.

      Gracias Rosalía por pararte en mi destello plateado.

      Suerte para tí

      Abrazos

  3. Isabel Cristina Fernández Sánchez

    Hace unos años que se han publicado historias reales de personas conocidas que han vivido problemas de salud mental, supongo que eso es positivo en el sentido de normalizar un poco ese tipo de enfermedades que siempre se han ocultado tanto. Sin embargo, estoy segura de que ninguna de estas historias está escrita con tu delicadeza.
    Nos leemos

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Hablar de problemas de salud mental aún hoy es difícil. Siempre se consideró un estigma. Los ‘locos’ eran los otros, ocultos en manicomios o escondidos en sus casas por familias bienintencionadas o avergonzadas, que de todo habría.

      A veces, el ‘problema’ se soluciona. Con adecuados cuidados médicos, hablándolo mucho, o escribiéndolo, reflexionando y volviendo a hablar…

      Y quizá pasado ese tiempo, lo que nos parecía un mar en el que nos ahogábamos, se fue serenando. Y aprendimos a nadar en él.

      Mil Gracias Isabel.
      Nos leemos 🙂

  4. Jesús Navarro Lahera

    Muy interesante la historia del viaje al interior de mano de la terapia. Me ha gustado la voz de la narradora y la forma de describir las sesiones. Enhorabuena y mucha suerte.

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