87. En el último libro ( Jerónimo Hernández de Castro )
La mayoría de los miembros de la familia sufre una variedad benigna del síndrome de Diógenes. Nada preocupante. Ni siquiera los más longevos desarrollan el más mínimo comportamiento antisocial, pero todos son incapaces de desprenderse de cualquier papel de pequeño tamaño: cromo, billete de metro, estampa, tique de la compra, fotografía de carnet…, almacenados en cualquier rincón hasta que alguien cercano, bienintencionado o impaciente, acaba por tirarlos a la basura para desazón del afectado.
Su madre no era una excepción. De ella adquirió el hábito y la preferencia por usar el libro de la mesilla como reducto protegido de los afanes de orden de su padre que, resignado después de tantos intentos fallidos, sonreía burlón por el rimero multicolor de bordes de papel, que afloraban del canto de la novela hasta hacerla de un grosor inverosímil.
Han pasado nueve meses desde que ella murió. Padre e hijo se han propuesto terminar su lectura inacabada pero, cada poco, se detienen a disfrutar un pequeño tesoro que encuentran; sin ninguna prisa por alcanzar el marcapáginas.
Perfecto.
Gracias Edita por tu comentario tan breve como exagerado y tan hermoso como sinceramente agradecido por mí.
Jero, cuanto más lo leo, más me impresiona la sencilla descripción que has conseguido del amor puro, simple, capaz de aceptar a las personas como son y quererlas por ello.
Nuevamente, reverencia.
Muchas gracias Patricia. Ciertamente el amor está en los pequeños detalles cotidianos y hay que atraparlo como sea, aunque sea amarrándolo a las páginas de un libro que la vida no nos deja leer. Un gran abrazo
Me gusta el concepto de libro como «cofre del tesoro», valioso no sólo por sí mismo sino por los trocitos de vida que van quedando entre sus páginas, en este caso de forma consciente, pero tantas otras veces por casualidad. Supongo que a todos nos ha pasado encontrar entre las páginas un poco de arena, una hoja seca, una entrada de cine, un billete de algún transporte, que quedaron allí olvidados y nos han traído muchos recuerdos. Muy bonita la historia. Besos y suerte.
Muchas gracias Ana. Ese es el sentido que quería transmitir además del amor de fondo que antes comentaba Patricia. Un abrazo fuerte
Jerónimo, me ha gustado mucho tu relato. Es original, divertido, tierno. Ameno y bien narrado. En conjunto, muy bueno. Un abrazo.
Gracias Concha. La mayor alegría para mí es que te haya gustado y el tesoro que encuentro en vuestros comentarios. Un abrazo
El libro como receptor de una práctica que se puede considerar manía, pero también la recopilación de una vida; un volumen con el valor de la literatura que encierra y con accesorios añadidos, seguramente unidos a vivencias que será agradable recordar.
Sencillo, tierno, cotidiano y, sobre todo, muy original.
Suerte y un saludo, Jerónimo.
Gracias como siempre Ángel por tu comentario, siempre lleno de cariño y sensibilidad. Un gran abrazo!
¡Qué buena herencia la de esa madre cuya vida se queda enredada entre las paginas de ese último libro! ¡Y qué magníficos herederos los que nos retratas, que siguen tan amorosamente su rastro! Cuántas veces no me habré sorprendido yo mismo, al releer (¡qué manía tan gratificante!) y descubrir trozos olvidados de mi vida… Espero que también alguien me siga: quizá se sorprenda tanto como yo.
Suerte. Saludos.
Gracias Eduardo. Seguro que los rastros que dejamos en la vida llegan a más gente de lo que imaginamos. Un abrazo
Perfecto (copio a Edita), precioso, curioso ese síndrome de Diógenes. Es verdad que hasta el mínimo papel o entrada tiene un algo que nos hace recordar el momento, guardamos papelillos varios y a veces encuentras cosas que ni sabías que tenías. Y después lo tiramos -o nos lo tiran- y algo se va.
Y un tanto triste al final por esa ausencia. Pero con el recuerdo de ella en esos papeles llenos de libros la tendrán siempre con ellos.
Precioso (eso creo que ya te lo he dicho…) Y creo que gana al de la chica del mechón blanco.
Mucha suerte. Besos.
Muchas gracias Esperanza! No sé si gana a chica de las nieves, lo importante es que os haya gustado y todos saboreemos nuestros propios «papelitos» perdidos. Un beso enorme
Gracias Ana! Me alegro que te haya gustado. Gracias por tu comentarioy por leerme
Jerónimo, nada es casual; estas manias familiares lo demuestran. Bonita historia, llega con sencillez y bellas imagenes. Suerte y saludos
Gracias Calamanda por tu bonito comentario y por leerme. ¿las casualidades? ¿quién sabe? Un abrazo
Y aquí tenemos otra joya de relato. Nada que no te hayan dicho ya puedo yo añadir. Me ha gustado mucho. Mucha suerte 🙂
Me alegro muchísimo que te haya gustado. Lo de joya exagerado jejejeje pero a nadie le amarga un dulce. Un fuerte abrazo Juan Antonio
No sé que más decir después de todo lo dicho ya, es precioso: por la historia y por cómo la cuentas.
Una vez encontré un papelito dentro de un libro de la biblioteca en el que había anotado el título de otro libro. Instintivamente lo saqué en préstamo y lo leí esperando el siguiente papelito, pero no encontré nada. No sé si algún lector anterior tiró a la basura el papel con la recomendación de aquel otro, o si todo fue producto de la casualidad, pero disfruté la lectura doblemente.
Suerte y saludos
Gracias. Anna. Tu comentario dapara otro cuento sobre papelitos encadenados. Un abrzo desde el movil
Qué bonita historia, me ha gustado mucho.
Un abrazo
Gracias Blanca. Un fuerte abrazo para tí también!
Genial. Directo a podio.
Abrazo.
Ese sería un premio enorme! Gracias por tu comentario una enorme alegría para mí. Un abrazo
Jerónimo, precioso relato de amor a las personas, a las letras y a los recuerdos. Me ha encantado. Abrazos.
Gracias Salvador. Esos pequeños trocitos de amor están por todas partes. Hay que almacenarlos un poco Un abrazo!
Qué bonito y original, Jero. Se nota que estás en racha. Felicidades y un abrazo.
Amigo Fernando qué alegría verte de nuevo. Gracias y un abrazo enorme!
Insisto, siempre el amor….
Me ha encantado!!!
Me alegra mucho Carmela! Un beso
Todos tenemos nuestro síndrome de Diogenes, guardamos cosas que nunca alejaremos de nosotros
Claro que sí Raquel. Lo importante es dejar algún espacio para que sigan llegando cosas nuevas . Gracias por tu comentarios
Gracias por la palabra «rimero», es nueva para mí.
Un saludo.
Gracias Jesús. Tengo una página en FB donde cada domingo pongo una palabra nueva que me llama la atención. A tu disposición en https://www.facebook.com/jero.saberyganar
Gracias por tu comentario y un fuerte abrazo
precioso, me ha resultado tan tierno que de verdad me ha emocionado.
Besos
Muchas gracias Asun. Es una gran satisfacción despertar los sentimientos. Enhorabuena por la imagen de este mes y por tu fantástico blog. Un beso enorme
Encantador relato y felicidades para ti.
Muchas gracias María. Es muy grato para mí que te haya gustado. Un abrazo