Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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03. EN LA SOMBRA (Ángel Saiz Mora)

Escoge mis momentos de soledad. Esta tarde ha aparecido mientras planchaba. Cierro los ojos para no verla, deseo que se marche, también que no lo haga. Al igual que tantas veces, con su sonrisa generosa, esparce una nube de vapor brillante que me afecta. Temo, tanto como deseo, la distracción de mis muchos quehaceres diarios que trae consigo. Me apresuro para que camisas y pantalones queden pronto lisos, doblados y recogidos en los armarios. No tengo reparo en dejar las sábanas sucias para mañana.
El efluvio penetra a través de muchas capas asentadas en mi cerebro, murallas bienintencionadas, aunque a veces parecen perversas, hechas de los consejos de padres, monjas del colegio y suegra, para ser buena madre y esposa. La emanación llega al fondo, donde residen historias latentes, que solo necesitan un poco de luz para activarse. Hoy ha brotado el personaje nuevo de una mujer sometida, que se rebela contra su sociedad patriarcal.
Regreso al manuscrito, guardado bajo la ropa para lavar, con la seguridad de que allí nadie lo verá. Dispongo de un rato antes de que los trillizos vuelvan del colegio. Algún día, cuando termine, pensaré en un seudónimo de varón para firmar mi novela.

48 Responses

    1. Ángel Saiz Mora

      Que te haya gustado a ti, seguido y admirado por muchos, entre los que me cuento, es una satisfacción de las grandes.
      Muchas gracias, José Manuel
      Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      No es por quedar bien, pero las desigualdades en general me indignan, en la misma medida en que me fascina la gente luchadora, la que no se conforma. En un mundo tan difícil como el literario para abrirse paso, el que lo hicieran mujeres que, de entrada, todo lo tenían en contra, resulta admirable.
      Muchas gracias, Luisa, Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Lo que es justo, es justo, en todos los niveles. La igualdad y la equiparación en este ámbito concreto beneficia a la sociedad entera, hombres incluidos.
      Sobre la última frase, el que una mujer tuviese que firmar con nombre de varón es una muestra de una sociedad mal entendida
      Muchas gracias, Mar.
      Un abrazo

  1. calamanda

    Ángel, dices mucho y muy bien; pero hay un lenguaje subliminal muy bueno en tu historia.
    suerte y saludos.
    Felicidades por tus exitos.

    1. Ángel Saiz Mora

      No sé si pensarás lo mismo, pero creo que esto de escribir es tan complejo como simple, si tenemos en cuenta que se compone de solo dos cosas: Una historia que tenga interés, si puede ser que la sientas. Después contarla con palabras, de forma explícita o mediante elipsis. Puedo decir que lo intento y que tengo muchas dudas sobre si realmente lo consigo, con acercarme un poquito me conformo.
      Agradezco mucho tus palabras.
      Un abrazo, Calamanda

  2. Paloma Casado Marco

    Un relato que hila con punto fino la situación de muchas mujeres sometidas a los papeles que la sociedad patriarcal ha decidido para ellas. Un estupenda propuesta para comenzar el mes. Un beso, Ángel.

    1. Ángel Saiz Mora

      La desigualdad en cualquier ámbito es un lacre terrible, la naturaleza y las circunstancias no deberían condicionar tanto. Las mujeres que luchan por su igualdad efectiva, los enfermos que no se rinden, los atrapados en la precariedad que tratan de mejorar sin resignarse, esos y algunos otros son los héroes hoy día.
      Gracias, Paloma
      Un abrazo

  3. virtudes Torres

    La inspiración no entiende de sexos ni tiempos. Está ahí cuando ella quiere y no hay más que atraparla en el momento.
    Un abrazo y mucha suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      La inspiración, ese concepto invisible, que es un personaje en sí mismo. Es caprichosa y, como bien dices, aparece cuando quiere, el problema es no poder atraparla en el momento y que se pierda para siempre, por culpa de un exceso de ocupaciones constantes e impuestas.
      Gracias, Virtudes. Un abrazo

  4. Me encanta lo que escribes y, este es genial. Ciertamente las peluquerías son un quinario…hasta el momento en que te toca el turno. De pronto, sin saber cómo, te sientes muy a gusto, inmersa en tus cavilaciones que nada tienen que ver con la realidad. Loo mejor de todo es cuando sales y te ves reflejada en los escaparates y los cristales de los coches… ese color nuevo y esa soltura en tu caminar, solo puede conseguirlo un buen profesional, eso sí.
    Tu heroína debe firmar con su nombre, uno bien femenino y contundente, uno de esos que nunca se olvidan y al que nadie nunca puede hacerle sombra.
    Que seas un hombre afortunado.

    1. Ángel Saiz Mora

      Yo tengo un problemilla en las peluquerías; me relajo tanto que no sería la primera vez que doy una cabezada, y tampoco es eso. Son lugares especiales, sí.
      Por supuesto que la protagonista merece firmar con su nombre; el problema no es suyo, sino de un entorno con la perspectiva muy mal enfocada. Por suerte, las cosas cambian.
      Muchas gracias por tu comentario, Mercedes.
      No me quejo de mi suerte y también te la deseo.
      Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      A cada cual, lo suyo. Autoras que eligieron firmar con nombres masculinos ha habido bastantes en la historia, y no lo hicieron por capricho, sino para tener una oportunidad de dar justa salida a su mente creativa.
      Muchas gracias, Aurora
      Otro abrazo fuerte para ti

  5. Eva García

    Siempre tan sensible y preciso con todo, campeón. Esa emanación mola muy especialmente. Aunque afortunadamene hemos evolucionado algo,yo casi que me estoy planteando empezar a firmar lo que escriba como Ángel Saiz Mora, jajaja. Suerte y un abrazo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Algo hemos evolucionado, claro que sí. Ahora hay escritoras que arrasan en ventas, otras que venden menos, pero son muy grandes, y alguna en concreto, que es enorme escribiendo y, si se propusiera editar, le quitarían los libros de las manos; para más señas, la mujer a la que me refiero en concreto también hace unas fotos geniales.
      Muchas gracias, Eva
      Un abrazo

  6. Barceló Martínez

    Hola, tocayo. Sé que no necesitas halagos porque quien escribe con la sensibilidad y el mensaje que tú lo haces no debe ser persona vanidosa, más no necesitarlos, no quiere decir que no los merezcas, así que, enhorabuena.
    Decirte que me ha gustado en especial la metáfora has creado con la inspiración de las capas que caen sobre la cabeza.
    Yo también le recomendaría a tu protagonista el seudónimo «Ángel Saiz», porque ya que no puede, o no se atreve a firmar como mujer, si ha de utilizar la firma de un hombre, que sea la de uno que defiende la igualdad, con la honestidad y la convicción que tú lo haces.
    Un cariñoso saludo.

    1. Ángel Saiz Mora

      A los que nos gusta esto de juntar letras, solemos beber del entorno, después lo digerimos a nuestra manera y, por último, sacamos a la luz alguna historia, que nunca sabemos (yo al menos no) el efecto que podrá tener en quien llegue a leerla. Si hablamos de igualdad por el hecho de ser hombre o mujer, algo hoy justamente reivindicado, y en el caso concreto de las mujeres que quisieron escribir cuando todo lo tenían en contra, creo que no es difícil ponerse en su lugar, cuando cualquiera, con su misma condición, en una época y circunstancias similares, habríamos padecido unas consecuencias parecidas. Ya sabemos que todos somos distintos, pero también y a la vez iguales en esencia. Al final, ser hombre o mujer es cuestión de una combinación de cromosomas, del azar, o de vaya usted a saber qué, una circunstancia que no debería conllevar ningún impedimento social de serie.
      No sé si las merezco, tocayo, pero agradezco mucho tus amables palabras.
      Ahí te mando otro saludo cariñoso

  7. Me has recordado a una niña que conocí, que escondía los cuentos debajo del colchón de la cama, porque tenía que hacer labores propias de su género y los cuentos y cómic no eran apropiados para ella. Como bien dices en tus comentarios, las cosas van cambiando y eso se agradece, aunque quizá falte un buen achuchón.
    Es magnífico tu relato y creo que a todos los que lo leamos, nos vas a hacer reflexionar. Has resumido tantos y tantos casos de mujeres que valían su peso en oro, pero fue un varón de su entorno es que se llevó el merecido aplauso… y que además como tenían que sacar afuera toda esa imaginación, no les quedaba otra que asumirlo. Felicidades y suerte.
    Besicos muchos.

    1. Ángel Saiz Mora

      No sé que sería de ella, pero esa niña que mencionas prometía, sin duda. Yo conocí a un niño a quien recriminaban que leyese, tebeos u otra cosa, en lugar de estudiar matemáticas o dedicarse en exclusiva a dar patadas a un balón, como si fuese lo único que podía hacer en la vida, dada su naturaleza. Por fortuna, hay cosas que mejoran, pero tienen razón quienes defienden que toda concienciación es poca, que debe hacerse desde la cuna, con este tema, esencial porque implica nada menos que la convivencia. No se trata de forzar nada ni de alimentar lo contrario, en aras a las modas, solo de poner las cosas en su justo equilibrio.
      Rosalía de Castro, las hermanas Bronte, Fernán Caballero (Cecilia Bohl de Faber, Zenobi Campubrí, solo por mencionar las más conocidas.
      Muchas gracias, Nani. Besos

    1. Ángel Saiz Mora

      Hay mil cuestiones que merecen una defensa constante desde todos los ámbitos posibles. Poco puede hacer uno, salvo ponerse en el lugar, contarlo y confiar, quizá, que sirva de algo.
      Muchas gracias, campeona tú.
      Un abrazo, Yolanda

  8. Salvador Terceño

    Fíjate, amigo, que no sabía por dónde ibas a salir… Has ido plantando tus palabritas aquí y allí, con mimo y cuidado, hasta crear una perfecta nube de vapor, capaz de cubrir el tema real…
    Enhorabuena!
    Y muchísima suerte!

    1. Ángel Saiz Mora

      Tras las nubes suele llegar algún tipo de tormenta. Confiemos en que la protagonista tenga oportunidad de que desaparezca el gris y su existencia se llene de esa luz que tanto busca y merece.
      Muchas gracias, Salva
      Un abrazo

  9. Hola, ÁNGEL. Cuando creo que ya no podrías sorprenderme más con tus letras, vuelvo a leer y me encuentro otra historia que vuelve a subir la vara…
    Lo que en principio pensé que sería una historia de amor lésbico terminó siendo la de un ama de casa que es escritora en la sombra; a la sombra de su marido y sus trillizos, para quienes es y debe ser la madre y esposa perfecta… y me encantó, con todos sus secretos y contradicciones tras murallas bienintenionadas y capas y capas asentadas en su cerebro… Y me hizo acordar a George Sand y a tantas otras mujeres de letras escondidas tras un pseudónimo de varón…
    Un micro redondo, al que nada le sobra ni le falta, y el segundo párrafo, sublime.

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Ángel Saiz Mora

      George Sand y tantas otras, que se haya llegado a conocer, más los casos similares de desconocidas, un número del que seguro que nos sorprenderíamos si fuésemos capaces de cuantificarlo. Este personaje, como seguro que tantas mujeres aun hoy día, quiere poder demostrar que es una persona compleja que, sin negar el tiempo que dedica a su familia y demás quehaceres, que es mucho, no se resigna a dejar relegada su sana y legítima inquietud creativa.
      Me alegro de que te haya gustado y muchas gracias por tu lectura y tus amables palabras.
      Un abrazo, Mariángeles

  10. Jesús Garabato Rodríguez

    Hola, Ángel. Aunque poco añadir a lo dicho anteriormente por los compañeros y, por ti, en las respuestas, si que que voy citar una «anécdota» que puede servir de ejemplo, aún a estas alturas, de que la labor de algunas mujeres puede que esté minusvalorada, aunque sea no queriendo: hará menos de un mes que leí un articulo en el que hablaban de la esposa de un autor teatral de cierto éxito a principios del siglo XX: Gregorio Martinez Sierra, al que ella le daba sus obras escritas para que el las firmara; pues lo patético es que a pesar de haberme interesado mucho ese pequeño reportaje no me quedé con su nombre y he tenido que buscarlo: María Lejárraga, aunque creo que, en este caso, fue decisión, más o menos, de ella el permanecer en la sombra. En mi descargo, tampoco recordaba el de él. Y ya que estamos, en la última peli que he visto en el cine pusieron un tráiler del film La buena esposa, sobre un autor que va a recibir el premio Nobel de literatura y su mujer (autora en la sombra) parece decidida a dar el paso y contar la verdad. Bueno, Ángel, buen relato y de los que dan para pensar, en un sentido y en cien más. Un abrazo y suerte.

  11. Ángel Saiz Mora

    Como acabo de comentar a Mariángeles, cuántos casos conocidos y no conocidos habrá habido y habrá similares, más en concreto, mujeres que renunciaron a ver su nombre en beneficio de un seudónimo de varón, o, peor aún, el caso que citas de ese autor teatral. La película me la apunto, seguro que es muy interesante. Se ha escrito sobre el tema, sobre todo de pocos años atrás hacia ahora, pero quizá no lo suficiente.
    Como dicen que hay gente para todo, no habría que cerrar la puerta a que se diese el caso contrario, es decir, un hombre que firma con seudónimo de mujer, porque así cree que logrará mayor aceptación, o que permite que sea su compañera quien lo haga, pero seguro que son los menos y no llevan implícita esa connotaciones de discriminación por razón de género. Luego está el tema de los negros literarios, pero eso es otra cosa.
    Me alegro de que este pequeño relato haya contribuido de alguna forma a tan buenas reflexiones por tu parte.
    Un abrazo, Jesús. Muchas gracias

  12. Belén Sáenz

    Asomo yo también por aquí, encandilada con ese maravilloso relato y esa potente historia que nos cuentas, Ángel. Qué voz narrativa tan bonita y cuánta sensibilidad. Enhorabuena, estoy segura de que pasará a la posteridad en nuestro librito, pero a mí ya se me ha metido debajo de la piel. Gracias y abrazos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Si te ha gustado a ti para mi ya es algo importante.
      Soy yo quien tiene que darte las gracias por tu lectura y por tus amables palabras.
      Recibo tus abrazos y aquí te mando otros, Belén

  13. Carmen Cano Soldevila

    Con cuánta justicia poética nos narras la historia de esta mujer fuerte, escondida tras las capas metafóricas tan acertadas. Cumple con el papel que la sociedad le exige desde niña, el de la abnegada esposa y madre de trillizos, nada menos. Pero la inspiración literaria la sorprende en cualquier actividad cotidiana y ella encuentra algún momento de soledad para dar rienda suelta a una afición inevitable. Lo peor es que, cuando publique, lo hará ocultando su condición femenina con un seudónimo de varón.
    La lista de escritoras que así lo hicieron es extensa, entre ellas: las tres hermanas Brontë (Currer, Ellis y Acton Bell), Amantine Aurore Lucile Dupin (George Sande), Caterina Albert (Víctor Català), Cecilia Bölh de Faber (Fernán Caballero) y el caso de María de la O Lejárraga, que te ha comentado más arriba Jesús Garabato (Gregorio Martínez Sierra), que aún publicó alguna obra teatral para la actriz por la que su esposo la abandonó.
    Tu relato refleja perfectamente la desigualdad entre los roles masculinos y femeninos de la sociedad patriarcal. Por fortuna, las escritoras ya eligen libremente su propio nombre para publicar o un seudónimo que las represente literariamente, pero no temen ocultar que son mujeres.
    El texto tiene, entre otras virtudes, la fluidez de la escritura, que nos va envolviendo en capas casi imperceptibles, y la sensibilidad que muestras en este tema, como en muchos otros cuando de valores humanos se trata.
    Mil gracias como lectora y como mujer. Felicidades y un fuerte abrazo,

    1. Ángel Saiz Mora

      Algo avanzamos, aunque a veces no nos lo parezca. Por fortuna, las mujeres ya no necesitan buscar nombres masculinos para intentar sacar a la luz sus creaciones, lo que no quiere decir que no sea necesario reivindicar a esas valientes pioneras, como, en general, tratar de abrir conciencias a la igualdad efectiva, una de tantas reivindicaciones de justicia. La lucha por los derechos civiles de todo tipo no termina nunca, la educación y la concienciación nunca están de más. Ni sobre el papel ni en la practica deberían existir ciudadanos/as de segunda. Este pequeño relato apenas aporta nada, pero me satisface que se halle en la línea de lo que tiene que ser, porque no debe ser de otra forma. He escuchado hace un rato en la radio que hoy, precisamente, se celebra el Día de la Mujer Escritora, lo que demuestra que siempre queda camino por andar.
      Tú conoces este tema como nadie, qué voy a contarte que no sepas y, me atrevo a decir, sientas. Por ello y como acabo de decirle a Belén (y seguro que a alguien más), me resulta muy grato que te haya gustado.
      Mil gracias a ti, Carmen
      Un abrazo fuerte

    1. Ángel Saiz Mora

      Si alguien sabe transmitir bien mediante las palabras esa eres tú, solo hay que leer cualquiera de tus relatos, son todos para no perdérselos. Me alegra mucho que el mío te haya gustado.
      Muchas gracias y un abrazo, Paloma

  14. «…guardado bajo la ropa para lavar, con la seguridad de que allí nadie lo verá.»
    Madre mía, qué frase tan significativa de esa sociedad patrialcal/matrialcal de la que hablas. De la distribución de roles según sexo, asumidos por la educación y la costumbre.
    Cómo me gusta que una escritora, una mujer se rebele/atreva a romper esa costumbre (hecha ley). Lo penoso es que después de desarrollar su ingenio, su creatividad literaria debe buscar un nombre de varón para poder publicarla.
    Qué bien nos sabes llegar donde quieres.
    Qué mensaje tan humano y poético, tan lleno de deseo, de fuerza, de vida y… falto de rencor.
    Mis felicitaciones y cariño.

    Un abrazoooo grande

    1. Ángel Saiz Mora

      Nadie puede negar que toda desigualdad debe ser sacada a la luz. El primer paso para buscar una solución a un problema, una injusticia o una carencia, es hablar de ello, aunque más importante aún, mucho más que la denuncia y la concienciación, es actuar y luchar, de forma individual, contra los impedimentos que a cada uno le dificultan desarrollarse como debería. La protagonista, desde su reducido ámbito particular, quizá sin saberlo y, como bien dices, sin necesidad de incurrir en el rencor, pelea por abrirse camino, por no dejar raquítica su inquietud y su talento, por desarrollarse de forma plena, contribuyendo así a que el mundo, no solo el suyo, sino todo en general, esté un poco más equilibrado.
      Muchas gracias por leer y comentar, Amparo.
      Otro abrazo grande para ti

  15. Blanca Oteiza

    Ángel,
    Texto con las palabras bien escogidas hasta el final donde sueltas lo realmente importante en él. Estupendo relato.
    Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Como suele decirse, lo importante son los resultados. Una vez obtenidos, nadie recuerda los trabajos, esfuerzos y dificultades que ha habido que superar. Si publicar una novela ya es en sí una aventura compleja, las circunstancias de este personaje, por el hecho de ser mujer, hacen que tenga más mérito si cabe.
      Muchas gracias, Blanca
      Un abrazo

  16. Elena Bethencourt

    Me ha gustado mucho este texto. Casi tiene más de una trama. Por una parte, esa llegada de la musa, de la inspiración, que es una historia en sí misma. Me encanta la forma en que la describes. También la percibo así, como una niebla que te envuelve y tienes que dejar lo que estás haciendo para atenderla 🙂
    Y por otro lado, la dificultad de escribir y ser mujer en el pasado. Ahora tampoco es fácil, (yo misma he llegado a poner todos los adjetivos en masculino en un texto o he usado seudónimos masculinos).
    Me ha recordado a casos como los que te han mencionado los compañeros y también a Walter y Margaret Keane. Ella pintaba y él firmaba.
    Todo el fraseado es muy lindo. Enhorabuena.
    Saludos

    1. Ángel Saiz Mora

      Las musas son esos seres misteriosos y etéreos que aparecen cuando menos se las espera a unos cuantos elegidos, en ciertos momentos y no otros, por eso es tan importante cazarlas al vuelo para que no escapen y su magia no se pierda. No poder hacerlo por imposiciones externas debe de ser muy triste. Si a pesar de todo, tras superar mil dificultades, se consigue y aparece la incomprensión por razón de género, como última barrera, la situación ya se vuelve inhumana, intolerable.
      En los relatos cortos ha de tener cabida, a menudo, mucho contenido en poco espacio. Nunca estoy seguro de conseguirlo, pero me satisface que te haya gustado.
      Agradezco mucho tu lectura y tus palabras, Elena.
      Un saludo

  17. Ángel, los compañeros te han dicho tantas cosas y tan buenas sobre tu relato, que poco más puedo añadir. Solo agradecerte la elección del tema y que has tratado en el relato con tanta sensibilidad. Gracias, por dar visibilidad a tantas mujeres que lo tuvieron tan difícil para poder escribir y, sobre todo, para publicar con su nombre. Has sabido valorar el esfuerzo que supone luchar contra toda la sociedad mientras realizas, además, las tareas impuestas por un rol en total desigualdad.
    Te deseo muchísima suerte, aunque no la necesitas escribiendo así.
    Besos muy apretados, amigo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Admiro mucho a las personas que no se rinden ante las dificultades, aunque lo tengan todo (y ese «todo» es literal) en contra. Cómo no rendirse antes esas mujeres que, sin dejar de atender tantas obligaciones para las que no tenían ayuda, se lanzaron a hacer aquello que les dictaba su corazón, aun a sabiendas de que las puertas estaban cerradas, que las oportunidades y el apoyo serían para otros. Poco importa el género al que se pertenezca, parece difícil no tener un mínimo de sensibilidad para darse cuenta. Al ver la imagen vi la historia y la escribí, después, como bien sabes, las palabras tienen vida propia. Me alegro de que te haya gustado.
      Un abrazo y besos, Pilar

  18. Hola Ángel, me has recordado un relato que escribí para esta casa, hace tiempo. Me encanta que hayamos coincidido, me encanta ver esa parte tuya, sensible y reivindicativa. Olé por ti.
    Un abrazo grande y gracias.

    1. Ángel Saiz Mora

      Alguien dijo; «Hay muchos mundos, pero están en éste». Parafraseando, también se podría afirmar (alguien lo dijo también): «Hay muchas personas, pero están en ti». Una más (no recuerdo el autor): «Nada humano me es ajeno». Si unimos todo ello, es fácil sensibilizarse con una realidad que, aunque solo afectase a personas concretas, mujeres escritoras, inquietas y luchadoras, es algo que nos punza a todos, al menos, a ojos de hoy. Recuerdo tu relato. Si no me equivoco, lo escribiste para ENTC. En él nombrabas a algunas de esas escritoras. Si me acuerdo es porque lo leí y, posiblemente, también lo comentase. Aunque se me escapen más detalles, estoy seguro que me gustó, porque siempre me pasa con tus letras.
      Soy yo el que tiene que darte las gracias a ti por leer y comentar las mías.
      Un abrazo grande, Rosy

  19. Enrique Mochón Romera

    La historia, por sí sola, ya dice mucho de quien la ha escrito. Nada como la fuerza de ese corazón reprimido, al que dejas que nos asomemos, para desmontar todos los fundamentos de una sociedad machista que, dicho sea de paso, no acaba de irse nunca. Lo haces además de un modo constructivo, comprensivo con sus ejecutores (que somos todos en definitiva), y sin descuidar su belleza y calidad literaria. Me encanta ese concepto de “murallas bienintencionadas”. Si tuviera que quedarme con una sola de sus partes, elegiría la de ese rato de que dispone su protagonista antes de volver a sus “obligaciones” y la inmensa ilusión que hay contenida en él.
    Enhorabuena por tan bello y poderoso relato, Ángel.
    Un abrazo y mucha suerte con él.

    1. Ángel Saiz Mora

      Quizá no seamos responsables directos, ni siquiera conscientes, pero todos tenemos algo de responsabilidad, por acción o por omisión, de ciertas situaciones cuando vivimos en sociedad. Nadie por sí mismo puede hacer mucho para equilibrar una desigualdad, pero seguro que el mundo mejora un poco, aunque solo sea unas milésimas (si ello se pudiera medir), cuando se hace un pequeño esfuerzo de comprensión de algunas realidades y se actúa en consecuencia.
      Ese rato que la protagonista tiene, o procura tener a pesar de todo lo que le cae encima, es un grito de justicia, de libertad, de individualidad necesaria y bien entendida, que seguro que sabe aprovechar aunque esté cansada. La inquietud, la motivación, el no rendirse, la hacen grande.
      Ya puedo decir y bien alto que he tenido mucha suerte con tu lectura y tu comentario.
      Como te comenté, tu relato es XXL.
      Mil gracias y un abrazo fuerte, Enrique

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