Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ENCUENTRO C18 . SEGUNDA RONDA

ANNA LÓPEZ – IGNACIO BORRAZ

Los participantes aquí señalados tendrán que publicar en el espacio reservado a los comentarios de esta entrada del blog, un relato INÉDITO de un máximo de 100 palabras (la frase propuesta no suma) antes de las 20 horas (hora local española) del VIERNES 25 DE MAYO y cuya ÚNICA CONDICIÓN es incluir en el texto de forma literal la frase propuesta, que ha sido extraída del poemario Una manzana en la nevera” de Sandra Sánchez. Vuestra frase, que puede ir localizada en cualquier lugar del relato es

Y YA NO VI MÁS ALLÁ

Una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

Tras la publicación de ambos relatos publicaremos al final de esta misma entrada un enlace a un formulario para la Votación Popular que permanecerá abierto hasta el SÁBADO 26 de MAYO a las 20 horas.

El resultado de este encuentro se hará público en una entrada general de la sección ENoTiCias.

Podéis votar en este enlace

4 Responses

  1. MELODÍA DEL TIEMPO

    “Y ya no vi más allá” terminaba sus batallitas el señor Ramón y pronunciando esa frase su mirada regresaba de la ensoñación, la comisura de sus labios se destensaba en una sonrisa plácida y tras varios resoplidos se levantaba con parsimonia y salía de la consulta. Con el tiempo corroboré en los libros aquellos detalles nimios con que decoraba las narraciones. Le he admirado todo este tiempo por su capacidad de conjugar imaginación y hechos reales pero hoy dudo y mis manos tiemblan. En su testamento me ha legado una partitura titulada “batalla de Lepanto” y un mensaje manuscrito instándome a verlo con mis propios ojos.

  2. APOCALIPSIS

    El fin del mundo no fue como lo habíamos imaginado. No nos embistió ningún meteorito, ni hubo erupciones violentas que enturbiaran el cielo. Tampoco inundaciones, ni terremotos, ni siquiera sequías que agrietaran la tierra y nos condenaran a la hambruna. Y no, no fue una guerra bacteriológica lo que nos condujo a la destrucción. Fue el silencio. Ocurrió poco a poco, aunque a mí me faltó valor para reconocerlo y me quedé sentado frente al televisor, esperando.
    Al final, un destello en tu mirada, un gesto de hartazgo, un portazo y ya no vi más allá. Los relojes se pararon a las doce y cuarto.

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