86. ENTRE TINIEBLAS (Belén Mateos)
Siempre esa manía de entrecerrar las persianas, correr las cortinas, dejar una enfermiza luz en toda la casa.
Al alba terminaba de entornar toda luminiscencia, todo silencio que agonizaba en una penumbra sin regreso al día.
A oscuras, con ese líquido aceitoso del candil, procuraba evitar las sombras reflejadas en nuestra vida, en la hiriente tersura de la tristeza.
Un blanco y negro rompía la razón, un dolor exorbitado en su mirada era pánico al brillo de la mía.
Me abandono, la abandono. Me sumerjo en la ofensa de la tiniebla, me baño en esa playa desierta que tirita en las hojas de su cuerpo, entrecierro la celosía y regreso a la noche que es mi ciclo en la voz de su capricho.
Hoy un pájaro se ha posado en el ángulo umbrío de mi balcón.
Una relación en la que la luz brilla por su ausencia, dominada por unos tinieblas perennes que todo lo penetran, hasta el ánimo y el carácter. Una existencia que transcurre con el piloto automático, sin empeño ni ilusiones, por pura inercia.
Una historia contada con esa prosa poética tuya, tan peculiar y que tan bien sabes plasmar en cualquier narración.
Un abrazo y suerte, Belén
Ese pájaro posado en el umbrío ángulo del balcón supone una gran esperanza para el personaje, que vive una fotofobia forzada… ¿Será ese pájaro la mujer que logre liberarlo y hacerlo volar?
Una historia entre tinieblas, que gracias a tu buen hacer, ve la luz.
Felicidades, MARÍA BELÉN.
Cariños,
Mariángeles