Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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87 PROTOTIPO

La luz viaja a casi trescientos mil kilómetros por segundo, dice la voz. Mientras, me ajusto el mono y el casco. La papilla de Nacho también se estrelló a la velocidad de la luz contra mi cara esta mañana. Como sus risas al vestirle. Me pongo el cinturón de seguridad. Los inversores van sentándose mientras la voz sigue explicando las bondades del proyecto: conseguiremos llegar a Marte en poco más de cuatro minutos, a Júpiter en treinta y cinco y a Saturno en una hora y veinte. Hoy probamos con la luna: un segundo y medio de ida, un segundo y medio de vuelta… si todo va bien. Empieza la cuenta atrás. Pienso en el beso que nos hemos dado esta mañana. Diez. En las manitas regordetas de Nacho. Nueve. Todo va según lo programado. Ocho. Con suerte estoy en casa para cenar. Siete. Aunque tú estabas un poco enfadado conmigo. Seis. Dices que no entiendes por qué asumo este riesgo. Cinco. Que una ingeniera como yo podría tener un trabajo más tranquilo. Cuatro. Por los tres. Tres. Por Nacho. Dos. Hoy voy a la luna en un segundo y medio. Uno. Y, con suerte, vuelvo. Cero.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Desde que la mujer se ha incorporado plenamente al mundo laboral, algo de lo que las sociedades desarrolladas se benefician, ha surgido la expresión «conciliación». A menudo no resulta sencillo compaginarlo todo, se precisan auténticos encajes de bolillos, aunque sea en la era espacial.
    Esta ingeniera es muy profesional, pero no puede evitar acordarse de su familia, del pequeño y sus diabluras, como también de su marido que, temeroso de perderla, le gustaría que tuviese un trabajo sin riesgos, pero hay quien tiene espíritu de pionero y, además, piensa que así podrá mantener mejor a los suyos, todo ello en medio de una cuenta atrás que le deseamos salga bien y sea el comienzo de una nueva era, en la que los viajes interespaciales serán más breves que el trayecto al supermercado de la esquina. Seguro que su nombre se asociará siempre con el del progreso y quien la quiere va a sentir un orgullo enorme.
    Un relato futurista en el que vemos que los sentimientos humanos no cambian tanto a lo largo del tiempo.
    Un saludo y suerte, Isabel

  2. Josep Maria Arnau

    Tu relato funciona como un reloj, Isabel. Dosificas muy bien la información para generar expectativas y acompañar al lector hasta el final. Algo extraordinario vinculado en paralelo a la cotidianidad y con un suave toque de humor. Enhorabuena.
    Un abrazo y mucha suerte.

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