36. Escala 1/12
Felicidad fue la primera. Trabajé muchas horas con ella en el taller. Es roquera y languidece recostada en el sofá, como si fuera una guitarra abandonada. En su mano izquierda sostiene un frasco de barbitúricos. Pobrecilla, falleció por una sobredosis. Le siguió Maya, la equilibrista. Tiene una figura escultural y reposa con el cráneo destrozado en el patio interior, tal cual quedó al precipitarse al vacío. Noé, su melliza, lo presenció todo, tuve que decirle que se diera un baño caliente para calmarla. Ahora descansa en la suite del piso de arriba. Le apasionaba coger olas hasta que una gigante se la tragó. Está sumergida en el yacuzzi, con unos plomos atados a la cintura.
Me chifla la casita de muñecas, una réplica exacta de la mía. Ayer fui a la tienda de manualidades y adquirí un juego de cuchillos para la cocina. A Eclipse le va a encantar. Es una gran chef y hace poco le concedieron una estrella Michelín. Emocionado, la abrazo por detrás y, mientras cierro la puerta de madera azul del comedor con el pie, le susurro al oído: no abras los ojos hasta que yo te lo diga.
Un personaje que vive en una gran mentira, aunque no puede engañarse a sí mismo. De cara a la galería seguro que parece un ciudadano corriente y cumplidor de sus obligaciones, pero en su fuero interno late un verdadero psicópata, que da rienda a sus perversiones en la intimidad y sin hacer daño a nadie, pero apunta maneras.
Un abrazo y suerte, Javier
Sí, Angel. Es justo ese el tema. Detras de esos psicópatas siempre hay un individuo amable, que saluda a todo el vecindario y parece incapaz de matar una mosca. No creo que ninguno de nosotros fuera capaz de detectarlo. A posteriri podremos decir que había algo que no nos gustaba enese tipejo, o tipeja,que también podría ser.
Gracias por leer y comentar
¡Saludos!
Espeluznante, Javier, menudo tipejo… Vaya con la casita de los horrores, una réplica de su casa y luego irá contando por ahí que solo es una maqueta, una miniatura a escala 1/12 tras una mentira a tamaño real.
¡Abrazo!
Hola Aurora;
El cuentito no lo cuenta, pero por lógica ese casita solo la podrán ver sus invitadas especiales, sus futuras habitantes, salvo que un fía cometa un error garrafal…
Gracias por leer y comentar
¡Saludos!
Original y perverso. Me gusta. El relato, digo, no el tipejo.