85. Espejismos
Algunas experiencias de niño me han infundido pavor a lo paranormal. Mi mujer se halla al tanto y acostumbra a reírse de mis miedos, por ello he decidido no contarle nada sobre el ser luminoso que aparece cada noche a su lado de la cama mientras duerme. Me turban la ternura que este corazón exánime emplea en cada frase, la serenidad de sus gestos al hablar y su forma de mirarla, como si la conociera de algo. Hace poco he comenzado a usar las palabras y los modales del muerto cuando estamos juntos. Ella se muestra encantada con el cambio. Dice que ahora sí soy el hombre de sus sueños.
nada como fijarse en las maneras de un muerto para triunfar. Inquietante pero si salvó la relación no hay queja. Suerte
Mil gracias, compañero. Vaya pot delante que tus combatientes me dispararon al corazón. Aún sangro. Un fuerte abrazo