Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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128. ESPERANZA (MARÍA ORDÓÑEZ)

La mujer toma la pluma y la niña escribe: «De nuevo estoy partida, rota, deshecha. Por mí, por ustedes, por la vida, como siempre, me rehago momentáneamente aunque no logro mantenerme en pie con la firmeza requerida. No puedo. Basta escuchar otra vez lo mismo: ¡mi corazón…! moriré, me iré lejos, mañana mismo parto, desapareceré… y los demonios se desatan. Reaparecen. No importa que hayan pasado cincuenta años. No importa. Las amenazas producen el mismo tormento.»

De su avejentado cuerpo escapa despavorida la criatura y todo empieza de nuevo: la espalda punza, la mente entorpece y los demonios nocturnos reanudan su danza mortífera con la misma saña. Un humo negro sirve de telón. La muerte misma hace su espantosa entrada. Ataviada con toda clase de máscaras y fétidos atuendos, en sus negras garras carga con todo aquél a quien la niña ama: su madre, su marido y uno a uno le arrebata a sus hijos… La niña quiere gritar y no puede; quiere luchar y no puede; quiere implorar piedad y proteger a quien más que a nadie envenena el nauseabundo hedor de este tormento: su hijita, la más pequeña, pero no puede… Hoy no puede. Tal vez algún día…

6 Responses

  1. María, un placer volver a leerte por aquí. Con ese personaje maltratado por la vida y que parece desdoblarse en un guiño al realismo mágico de tu paisano Rulfo. Excelentes letras que, tras mostrarnos la angustia y la desesperación con toda su crudeza, no dejas en la última frase un mensaje de esperanza, el que nos habías anticipado en el título.
    Magnífica propuesta. Mucha suerte.
    Un beso fuerte.

    1. María

      Muchas gracias, Rafa. Tú siempre tan generoso haciéndome el inmenso honor de decirme que te recuerdo al genial Rulfo. Algo habrá… ya lo he oído antes… La esperanza muere al último. Es una luz que no hay que perder nunca. Un beso, mi querido amigo!

  2. Ángel Saiz Mora

    Una mujer rememora su vida y sus temores a través de la escritura. El texto es un desahogo y la síntesis de una existencia marcada por la muerte de quienes más quiso. Ahora es el temor a que esa dama implacable de negro le arrebate también a su hija, el dolor es intenso, tanto, que la paraliza. Por fortuna, no todo es tan negro y en el fondo late la esencia del título de este relato intenso.
    Un abrazo y suerte, María

    1. María

      Gracias por tu lectura Ángel. No cabe duda que el texto, una vez publicado, es propiedad del lector. Un abrazo grande!

  3. María

    Gracias por pasar a leer, Calamanda. Y sí. Creo que en la vida, siempre hay que mantener la esperanza. Un abrazo.

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